Michoacán y los castillos de la pureza

Michoacán y los castillos de la pureza
Por:
  • larazon

Salvador Camarena

El peor error que se puede cometer sobre Michoacán es creer, pensar y actuar como si la realidad en ese estado fuera una donde está claro quiénes son y dónde están todos los buenos, y quiénes son y dónde están todos los malos.

Ni todas las personas que forman parte de las autodefensas están a salvo de un proceso judicial, ni todos los políticos (varios michoacanos entre ellos) que ahora arrojan la primera piedra al comisionado Alfredo Castillo, al que acusan cuando menos de novatez por su entrevista con un presunto delincuente, están libres de ser exigidos de informar cuánto dejaron de hacer en todos estos años por Michoacán.

El comisionado Castillo supo muy pronto que tratar de pacificar la tierra michoacana implicaba renunciar a hacer juicios a priori. Prueba de ello fue lo que dijo en una reunión con corresponsales extranjeros el 21 de enero, cuando no tenía ni una semana en el cargo. Esa tarde, en una oficina de la secretaría de Gobernación el funcionario expuso claramente que la primera parte de la estrategia incluía la contención de las autodefensas, y que posteriormente podría darse el caso de que se revisaran elementos probatorios de eventuales delitos de algunos de los que de una forma u otra han participado en el movimiento de los alzados.

“Hemos llegado a un punto donde hay mucha imputación de unos contra otros, señalándolos como delincuentes, señalándolos como parte integrante de alguna organización, pero esto a final de cuentas lo tenemos que llevar a los expedientes, a las pruebas, para que en su momento podamos someterlos a la jurisdicción de un juez”, explicó Castillo esa tarde ante la pregunta de qué cárteles del narcotráfico pudieran haber infiltrado a las autodefensas.

Dos semanas después, estuve durante unas horas en Apatzingán con Castillo y parte de su equipo. Cuestioné a uno de sus colaboradores, que como él dejó una oficina en el Distrito Federal para participar en esa comisión, cuál era el principal cambio en su enfoque sobre el problema luego de conocer de primera mano la situación.

“Es increíble el clima de desconfianza entre todos. Nadie confía en nadie. Hay una manera de ilustrarlo. Cuando en otras partes de México haces una encuesta, el rubro ‘no sabe no contestó’ puede llegar al 7% o hasta el 10%; aquí esas respuestas llegan a 35%. Nadie quiere comprometerse con nada”.

Durante esa visita, y ahora en casi todas las entrevistas que ha dado por el escándalo, Castillo ha insistido en que no se puede reducir la problemática a términos de blanco o negro, bueno o malo, entregar las armas o no, etcétera.

“Esto no es Chivas versus América, donde unos van de rayados y otros de amarillo, aquí no sabes quién es quién”, me dijo un colaborador del comisionado en Morelia. “Llegamos a un lugar en ruinas y que sigue siendo bombardeado”, me dijo otro de los integrantes del equipo interventor.

En medio de esas ruinas, en Tepalcatepec, el comisionado fue abordado por el ex presidiario Juan José Farías. La falla del sistema de inteligencia del Estado revela lo mucho que hay por construir en Michoacán. Hay que estar en el terreno para medio entender que visiones reduccionistas expresadas desde castillos de la pureza en la ciudad de México sólo han logrado que el comisionado haya perdido tres valiosos días explicando a la prensa capitalina por qué no sabía que lo iba a abordar un ex reo. Seguro con ello hemos ayudado mucho a Michoacán.

salvador.camarena@razon.mx

Twitter: @salcamarena