Nacido en Cananea

Regreso a Cananea con los vientos y nubarrones de febrero. El mismo frío de aquel invierno de 1906, cuando arrancó el movimiento obrero y cuatro meses después la primera huelga que arrojó 23 obreros muertos, 22 heridos y 50 detenidos. Represión ejecutada por rangers norteamericanos que invadieron el país. Fin trágico de un conflicto en que la sensatez se tiró por la ventana. ¿Ganó Green el americano propietario de la Cananea Consolitaded Copper Company y perdió el líder Esteban Baca Calderón impulsado por los hermanos Flores Magón?

Del Ronquillo a la antigua tienda de Raya hay pocos comercios abiertos: el pueblo está otra vez en vilo y en huelga como ha sucedido en varias ocasiones, hasta llegar al año 1986 cuando a raíz de otro conflicto la empresa fue nacionalizada. En 1989 sólo tres años después de ser empresa pública, por presentar problemas de productividad y financieros, fue declarada en quiebra. ¿Ganó el gobierno nacionalizador y perdieron los trabajadores?

Los restos de la viejo Banco de Cananea y el barrio del Ronquillo todavía están ahí, testigos de la compra en 1990 de la mina por el Grupo México su actual propietario: De entonces hasta el 2007, se dieron de varias negociaciones accidentadas entre sindicato y empresa, pero de nuevo ese año estalla otro conflicto laboral —el más largo de la historia— que ha superado ya más de dos años hasta el día de hoy. ¿Quién ganará esta vez?

Nacido en Cananea un mes de febrero como tantos otros que vimos la primera luz en la Clínica Obrera del Sindicato Minero sección 65, que corríamos entre la Mesa Sur y la Cooperativa, que fuimos a la primaria Leona Vicario o Benito Juárez, hoy nos preguntamos si acaso nacimos en un volcán en eterna erupción.

En este febrero del 2010 otra vez el pueblo está tenso: en pocos días el Poder Judicial y la JFCyA dictarán su veredicto: a favor o en contra del sindicato o de la empresa. La suerte está tirada.” Si gana la empresa, podrían perder el trabajo los sindicalizados. Si gana el sindicato, la empresa amenaza retirarse y cerrar la fuente de empleo. Ambos podrían perder.

Cananea cuna de la revolución y tercera mina de cobre más grande del mundo, que junto a su vecina Nacozari han llegado a producir más del 85 % del cobre nacional. Cananea hoy es una ciudad que expulsa a muchos de sus hijos como emigrantes, que regresan sólo para los tamales y el menudo de Navidad, para la Feria del Cobre en junio y comer tacos de La Cabaña. Cananea de recuerdos: el Ojo de Agua a donde íbamos a buscar bellotas, el cine Fox, la Parroquia de Guadalupe con su altar de mármol, la Cárcel de Cananea que ahora es museo…

Cananea espera otra vez voltear la página de su historia. Veo viejos fuera del Sindicato fumando, cerca de la antigua radiodifusora “La Voz de la Ciudad del Cobre”. Se ven pocos jóvenes. Sin embargo, de ese pueblo han salido brillantes profesionistas y empresarios, entre Claudio X. González, así como importantes servidores públicos como el actual gobernador de Sonora.

Hay viento frío y nubes bajas en un cielo sobre el cementerio: ahí está enterrado mi padre y otros familiares. Paso a un lado del viejo estadio de Beisbol. Los árboles de manzana, de membrillo, de higo y granada soportan el invierno, pero pronto florecerán.

Se debe encontrar esta vez una solución sensata, una solución ganar-ganar. Que empresa y sindicato sacrifiquen posiciones extremas y que la autoridad laboral logre una mediación respetuosa de ambas partes. Cananea tiene muchas reservas probadas de mineral no merece convertirse en monumento a la intransigencia entre patrones y obreros.

La sirena que anuncia los cambios de turno de los mineros deberá oírse de nuevo, para que sus hijos puedan decir con orgullo dentro de algunos años: nacido en Cananea, Sonora, México.

agp