Putin se va

Putin se va
Por:
  • gabriel-morales

El lunes de esta semana, a todos nos sorprendió la noticia del retiro de la “mayor parte” de las tropas rusas de Siria. Después de varios meses de intensos bombardeos rusos a puestos, tanto del Estado Islámico como de una serie de grupos de rebeldes, moderados y extremistas, parece que, por el momento, la aventura rusa ha llegado a su fin. Hasta el momento, es poco claro por qué el Kremlin decidiera retirarse de Siria.

Se pueden especular varias razones.

Uno de los rumores que corren por Naciones Unidas es que la luna de miel entre Moscú y Damasco parece haber llegado a su fin, después de que Al Asad obstruyera en varias ocasiones las negociaciones del cese al fuego en Ginebra. Sin embargo, es poco probable que estos desacuerdos hayan llegado hasta el punto en el que Rusia haya tomado la decisión unilateral de retirarse. Lo que parece más probable es que Putin haya decidido si bien no dejar de apoyar a Asad, sí suavizar su posición en las negociaciones, bajarle un poco los humos –ahora que no cuenta con los aviones rusos, el régimen tendrá más dificultades para imponer su voluntad tanto en el terreno como en Ginebra.

Más allá de los chismes, en realidad parece que Putin decidió retirarse de Siria simplemente porque cumplió con todos los objetivos de su intervención militar. Si bien Moscú justificó su aventura militar como una intervención necesaria para acabar con el Estado Islámico y otros grupos terroristas, estos objetivos están muy lejos de haberse cumplido. Sin embargo, detrás del cinismo del discurso antiterrorista del Kremlin, era claro que las intenciones de Rusia no eran acabar con el EI, sino mostrarse como un actor fundamental en la esfera internacional, recuperar presencia en el Medio Oriente (donde ahora tiene una nueva base aérea), acabar con algunos grupos yihadistas rusos en el norte sirio y mantener a Asad en el poder. Después de unos cuantos meses, Asad pasó de la ofensiva a la defensiva con la ayuda de los aviones rusos, y Moscú se convirtió junto con Estados Unidos en el actor más importante en la mesa de negociaciones como en los viejos buenos tiempos cuando el señor Putin era un agente de la KGB. Quedarse más tiempo involucraría un gasto innecesario tanto económico (en un momento de profunda crisis en Rusia) como político para Putin, quien temió que Siria se convirtiera en su propio Afganistán. Si bien los rusos seguirán apoyando a Asad, ahora están en una posición mucho más cómoda de traicionar a su gran amigo, si esto conviniera a sus intereses. El Kremlin, muy orgulloso, ha anunciado que gracias a su intervención se ha evitado que “fuerzas externas” (es decir Estados Unidos y Europa) violen la soberanía de los Estados. ¿Cómo evitaron la imposición de la voluntad extranjera en Siria? Con una campaña militar. El chiste se cuenta solo.

gmoralessod@gmail.com

Twitter: @gabriel_msod