¿Quién le teme a Hermann Nitsch?

¿Quién le teme a Hermann Nitsch?
Por:
  • larazon

Mauricio I. Ibarra

Hermann Nitsch nació en Viena en 1938. Mientras estudiaba diseño gráfico, desarrolló un marcado interés en el arte religioso. A partir de 1957 concibió una forma de expresión teatral denominada Teatro de Misterio Orgiástico, que mezclaba elementos de catarsis aristotélica, psicología freudiana y orgías dionisiacas.

En un intento de crear un “arte total” (que involucrara todos los sentidos), Nitsch y su compañía incorporaron crucifixiones simbólicas, sacrificios animales y actores desnudos en una especie de recreación de ceremonias paganas. El uso de ciertas imágenes consideradas como tabú durante sus performances motivó que, a fines de la década de 1960, la policía vienesa interrumpiera sus representaciones y lo enviara a prisión en tres ocasiones acusado de blasfemia.

Actualmente la obra de Nitsch se muestra en los principales museos del mundo: el MOMA y el Guggenheim de Nueva York, la Tate Gallery de Londres y el George Pompidou en París. Desconocida para el gran público mexicano, una importante exhibición de ella (que incluía 40 pinturas) iba a realizarse en el Museo Jumex de la Ciudad de México a partir del 26 de febrero; sin embargo, la oposición de un grupo de defensores de los derechos de los animales lo impidió. Iniciada el 22 de enero en la página www.change.org, la solicitud para impedir la exposición obtuvo la adhesión de 5,363 personas, que basaron su oposición afirmando que el trabajo de Nitsch implicaba la mutilación, el degollamiento, el asesinato y la exhibición de cadáveres de animales. Al extenderse a las redes sociales bajo los hashtags #PintaConTuPropiaSangre y #NoEresBienvenido, la solicitud cobró tal fuerza que el 30 de enero los responsables del Museo Jumex anunciaron la suspensión de la retrospectiva. En la página de change.org se considera como victoria “la primera cancelación en 50 años de una obra que no mostraba respeto por la vida de los animales”.

Los hechos anteriores llaman la atención por varias razones. Lejos de concitar el repudio entre la comunidad artística, la polémica se ha mantenido restringida a las páginas culturales de los medios, sin que se haya expresado la voz de la intelectualidad en contra de un evidente acto de censura (Roger Bartra es la excepción). Igualmente, para quienes conciben a las redes sociales como un gran aliado de las causas democráticas, lo sucedido hace ver que, en tanto instrumentos de comunicación, las redes sociales amplifican los rasgos de cada sociedad. En este caso la intolerancia de ciertos grupos.

Lo más notable, sin embargo, es el mutismo de las autoridades culturales.

Aun cuando puede argumentarse que se trata de un asunto entre particulares, es precisamente en casos como éste cuando las instituciones estatales están obligadas a mediar entre las demandas de un grupo organizado que se oponía a la exhibición del artista austriaco y otro grupo, no organizado pero previsiblemente más numeroso, a que se le nos impidió ir al Museo Jumex y formarse una opinión propia sobre la obra exhibida.