Tatuajes, un prejuicio tan rancio

Tatuajes, un prejuicio tan rancio
Por:
  • larazon

Mónica Garza

¿Usted tiene tatuajes? Si la respuesta es sí, le tengo una mala noticia. Puede ser el primer obstáculo para conseguir un trabajo en muchos sectores de nuestro país.

Me encontré con una encuesta realizada por el Gabinete de Comunicación Estratégica a 800 personas mayores de edad de todo México, la cual arrojó que el 74.2 por ciento de las personas tatuadas o con perforaciones piensa que esto ha sido un obstáculo para conseguir trabajo. De las empresas encuestadas al respecto, un 55.3 por ciento afirmó que sí contrataría a alguien con tatuajes, frente a un 36.6 por ciento que dijo que por ningún motivo lo haría.

Un dato interesante de este estudio es que el 81.1 por ciento de las personas que dijeron estar tatuadas no se arrepiente de haberlo hecho. Y es que detrás de cada “decoración” en la piel hay una historia, una fecha importante, una creencia, un homenaje. Aunque también frente a los tatuajes están los prejuicios de una sociedad conservadora que inevitablemente estigmatiza y daña.

En febrero de este año en el estado de Aguascalientes hubo una gran controversia luego de que se denunciara en varios medios el lanzamiento de una supuesta campaña de seguridad pública titulada “La gente buena no se tatúa”, como parte de un operativo de seguridad que consistía en colocar filtros policiacos en avenidas principales para detectar a personas “sospechosas” dentro de vehículos con vidrios polarizados, placas foráneas y otros elementos que se consideraran “extraños”, como los tatuajes.

Las reacciones llegaron de inmediato con tal rechazo que no tardó en salir a dar explicaciones Juan Antonio Martín del Campo, alcalde de Aguascalientes, justificando y desmintiendo la campaña discriminatoria.

“Hubo ahí un problemilla con la detención de algunos jóvenes que me parece que traían algún tatuaje y a partir de ahí se filtró a las redes sociales”, dijo entonces, el funcionario en una entrevista de radio.

Pero un foco rojo se encendió. El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred) ya había puesto el dedo en este renglón desde el 2013, primero con el caso del parque de diversiones Six Flags México, cuando identificó que se impedía la entrada a personas con “tatuajes vulgares”. Copred lo denunció como un hecho claro de discriminación y entabló comunicación con la empresa responsable que finalmente no tuvo otro remedio que retirar de su código de vestir lo concerniente a tatuajes.

Ese mismo año, el Copred dio a conocer el caso de un joven que fue cesado de su trabajo en una popular tienda departamental por tener barba y tatuajes visibles en las manos. En principio le obligaron a cubrirse los tatuajes, pero finalmente fue despedido.

Y es que el llevar un tatuaje en nuestro país todavía se considera un impedimento para contratar a una persona, para que sea aceptada en ciertos centros escolares o atendido en algunos centros de salud. Esto se conoce como discriminación por apariencia física y está claramente prohibido en el artículo 5º de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación.

Una cosa es despreciar los tatuajes en un individual y respetable punto de vista y otra muy diferente es criminalizarlos en lo general. Ya es muy rancio el concepto de que “los tatuajes son sólo para los presidiarios”. La fórmula es tan simple como que ni todos los tatuados son criminales ni todos los criminales están tatuados.

Esto es preocupante porque en nuestra sociedad son cada vez más los jóvenes que se tatúan por moda o gusto. Muchos de ellos mañana serán los candidatos a un trabajo de especialidad y es inadmisible que llegue a pesar más el estigma sobre su tatuaje que sus capacidades intelectuales.

Si de todos modos los negocios de tatuajes se están reproduciendo de forma notable en nuestro país, el tema entonces es de salud y por ende la exigencia debe de recaer en las normas de salud para su operación.

No vamos a evitar con campañitas moralinas que los chavos se tatúen. Pero sí podemos conseguir que tomen consciencia de los riesgos que implica un tatuaje realizado irresponsablemente.

Con o sin tatuajes lo importante es crear una sociedad de jóvenes libres, creativos y generando oportunidades. Si vamos a señalar defectos, hay otros mucho más nocivos.

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag