Viva el hereje Vela

Viva el hereje Vela
Por:
  • larazon

Salvador Camarena

La camiseta verde, aunque demasiados se confundan, no es la Patria. Es un negocio. Un enorme negocio. A veces impúdico de tantas e indebidas ventajas que los gobiernos dan a los dueños del balón. Esos empresarios se reúnen y toman decisiones, muchas veces polémicas por fallidas, que creen que son buenas para su negocio. Algunas de esas decisiones nos avergonzarán en décadas por venir, pues hay violaciones a las leyes e imponen a jugadores condiciones prácticamente de esclavitud. Pero, esté o no de acuerdo yo, esas decisiones son suyas, y en ese sentido totalmente respetables.

Carlos Vela es, entre otras cosas, un joven empresario. Tiene un negocio fincado en sus habilidades deportivas que le da altos rendimientos en ligas de futbol, y ha decidido que lo mejor para su negocio es no hacer parte del mismo en México o, más precisamente, no hacerlo por el momento formando parte del negocio de otros que se supone que representan a México.

Esto ha provocado cierta histeria de buena parte de los consumidores de ese negocio, impulsada en buena medida por algunos (no todos, no empiecen, diría Gil Gamés) de los comentaristas que viven de ese mismo negocio de los llamados señores del pantalón largo que quieren que a fuerzas, porque sí, el joven empresario Vela invierta parte de su capital en el negocio de la Federación Mexicana de Futbol.

La polémica ha sido tal que poco falta para que escuchemos locuras como que se debería expropiar a Vela sus talentos, “pues es lo que el General hubiera querido”; o que alguien pida al señor Presidente que expida un decreto para declarar de utilidad nacional que el señor Vela no tenga libertad; poco falta pues para que alguien suba a la tribuna en el Congreso y proponga una comisión que quite a este joven empresario futbolístico su libre albedrío. Se nos volvió insoportable la idea de que exista un mexicano triunfador que no quiera hacer lo que otros quieren que haga.

Yo saludo a Vela desde el desconocimiento: no tengo idea de si su negativa es por agravios con la Federación del balompié o por un orgullo desmedido o porque simplemente no conviene a su negocio. Pero allá él y su libertad. ¿Porque qué pasaría si se hiciera lo que la masa pide?

¿Obligaríamos a Jorge Ramos a que haga su periodismo sólo en México? Le pediríamos que no lo haga en Estados Unidos y en el mundo (donde ha tenido éxito tras migrar porque aquí era casi imposible ser periodista libre y crítico).

¿Forzaríamos a Cuarón a que hiciera al menos una película tras la cortina del nopal para que si le sale como las demás (cosa improbable) entonces esa cinta pueda competir por un Oscar en la categoría de película extranjera y todos tengamos chance de ir al Ángel a celebrar? ¿Demandaríamos que regrese el bailarín Isaac Hernández y que no dejen ir a la pianista Daniela Liebman para que se regrese a Comala (tan bonito) y decline cualquier invitación a crecer en Europa?

Me niego a juzgar a Vela. He visto algunos de sus goles, qué gran talento, pero sobre todo qué bueno que ya nadie —ni el Presidente de México, ni los impresentables federativos— puede obligar a todos a jugar cuando y como ellos quieran. Viva Vela. Vivan siempre los herejes.

salvador.camarena@razon.mx

Twitter: @salcamarena