EL VOTO

EL VOTO
Por:
  • raul_sales

Oh pues, un error lo tiene cualquiera, créanme que no era mi intención hacerlo pero bueno, ya lo dije antes, un error lo tiene cualquiera.

Vamos por partes, antes que nada, déjenme presentarme, soy... Eh, bueno... Si no saben en este momento quién soy, cuando les diga lo que pasó seguro lo sabrán así que mi nombre ya no es importante.

En 2018 tuvimos las elecciones presidenciales y su resultado, como los últimos 4 comicios, fueron bastante apretados y el ganador terminó con un 34% de la votación, es decir, 66% no votaron por él y eso, en el entorno dividido, enfrentado y harto en qué estábamos, fue suficiente para que el ganador pasara más de la mitad de su mandato tratando de calmar los ánimos y la otra mitad, intentando encontrar como transitar en paz y armonía... En otras palabras, nos aventamos seis años más en un estado de estupefacción. Para el 2024, el costo de nuestro proceso electoral, de por sí alto, se elevó a niveles grotescos para poder mantener una ilusión de confiabilidad y eso fue la gota que derramó el vaso, pagar un dineral para poder confiar y terminar sin confiar.

En el 2025 el "ganador" había dejado hasta las maletas para salir corriendo del país, las calles estaban invadidas de personas gritando por nuevas elecciones y ninguno de los todopoderosos políticos sacó la cabeza para decir esta boca es mía, por el contrario, fueron escabulléndose de poco en poco antes de terminar arrastrados por sus propias escoltas para dejarlos en el centro de una turba que los veía con ojos hambrientos de justicia.

Eso ya lo saben, también saben que los años 26, 27, 28 y 29 fueron de tira y afloje y no moverse del mismo lugar, entre los miembros del "comité consultor ciudadano para la paz y prosperidad" o como les decíamos, "los año nuevo" por eso de la paz y prosperidad y blablabla. Lo único bueno que obtuvimos de esos 4 años de anarquía institucionalizada es el nuevo proceso electoral en el que aprovechamos todos los elementos de control social que nos habían impuesto durante las últimas décadas para establecer una elección 100% confiable.

Así tuvimos que los parámetros biométricos de Hacienda, fotografías en redes, firmas electrónicas, registros financieros, dentales, crediticios, huellas digitales, reconocimientos faciales de desbloqueo, timbre de voz, seguridad social, actas de nacimiento, en fin, todo aquello que había sido herramienta de control y que estaba registrado en algún lugar, gracias a un algoritmo desarrollado por la Universidad Politécnica Nacional Autónoma, todas las bases de datos se conjuntaron en el "PIN" Perfil de Identidad Nacional y como fue hecho por mexicanos uniendo lo que para todos era imposible unir, ni los hackers rusos entendieron la forma en que lo hicimos. En otras palabras, volvíamos a tener un producto en el que éramos pioneros y contábamos con el monopolio, quizá por suerte o porque ya no teníamos para donde hacernos, logramos crear un bicho informático que se comía todos tus datos y los defecaba en una perfecta bolita plateada para ser injertada bajo la piel, toda tu historia en una minúscula bolita de plástico orgánico.

 

Tampoco es que hubiera gran diferencia, los pobres seguían paupérrimos y los ricos, obscenamente ricos y mientras esa división siguiera, se hiciera lo que se hiciera o como se hiciera, francamente, era tiempo perdido. Pero bueno, esa es mi opinión de que la clase media pisa a otros para subir mientras los de arriba se divierten tomando las cabezas de estos, como reposa pies pero no es el tema. El PIN... o mejor dicho, "la bolita" (el nombre rimbombante se perdió ante la simplicidad de "la bolita", "el grano", "la cagadita") era usado para todo aunque su función principal era convertirse en nuestro nuevo modelo de votar, es decir, sin poder llevarte credenciales, sin poder embarazar urnas (eran digitales), sin poder anular votos, sin levantar a todos los antepasados para llevarlos a votar. En fin, que lo único que funcionaba era la lana previa (que por cierto dejaba un rastro electrónico), el acarreo y por supuesto, el fanatismo pero todas esas, ya eran cuestiones personales, allá ellos y sus consciencias si querían vender su voto o dejarse arrastrar. El caso es que no se hiciera descaradamente y si se vendían... Que lo hicieran porque así lo querían.

Todo el planeta estaba pendiente de nuestras elecciones, por primera vez en... Ni idea... Bueno, hace un... Los candidatos eran lo de menos, muchos ni los conocíamos y sus campañas anquilosadas seguían el mismo formato de siempre, ese que no jalaba, ni convencía, ni servía pero, aquí estábamos, casi el 90% de los mayores de 18 años queriendo salir a votar. Los más preocupados,  por supuesto, eran los partidos que habían quedado después de la limpia del '25 y que seguro, dos de los cuatro no llegarían al '30. Todos queríamos usar el nuevo sistema, las actualizaciones irían en streaming conforme se votaba así que, al cerrar las casillas tendríamos nuevo presidente (a estas alturas hasta los anteriores nos parecían mejores que los "año nuevo").

Sí, ya sé que esto es historia vieja pero nunca la he contado yo. Pero bueno, para no hacerles el cuento largo, el día de la votación en interminables filas esperamos hasta que los técnicos del Comité Consultor Ciudadano Para la Paz y Prosperidad instalaron los lectores y ahora sí, a pasar, uno a uno, nos llevaba casi 10 segundos por persona, pasábamos la bolita por la pantalla, se activaba la boleta, ponías cualquiera de tus dedos sobre el recuadro escogido y ya estaba, voto dado, anotado, contado... ¡GRACIAS POR SER PARTE DE UN DEMOCRÁTICO PAÍS!

En las pantallas espectaculares aparecía el recuento, voto por voto, casilla por casilla, y luego... Pasé yo.

Entiendan, resistir la presión no es sencillo, digo, ustedes intercambiaron su voto, yo solo quería que tuviéramos opciones y no termináramos en el bipartidismo de extrema derecha y de extrema izquierda que para el caso, eran lo mismo, así que, me dejé convencer. Cuando pasé, a lado de mi bolita había otra un poco más grande pero daba igual, por fuera no se notaba. Al pasar, ambas bolitas entraron en contacto con el lector entrando en un loop replicante que saturó el sistema hasta que reventó. En otras palabras... Se cayó el sistema y... la esperanza.

Por eso les digo, cometí un error  y ya sé, que saben quién soy, no importa a donde vaya, o qué cara me ponga, mi bolita siempre me delata. Perdón, ya había pasado una vez, así que no creí que hubiera problema y si me arrepiento de algo, es de que le arrebaté a mi país esa posibilidad de ser los primeros, los únicos, los mejores en algo y todo, por vender... Mi voto.