Jorge Humberto Chávez “dialoga” con la muerte en nuevo poemario

Jorge Humberto Chávez (Ciudad Juárez, 1959) ganó el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2013, con Te diría que fuéramos al río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto: poemario que tuvo una loable recepción por parte de la crítica especializada. Los lectores se quedaron con ganas y esperaban otro cuaderno de este poeta, que ha recibido varios reconocimientos, amén del aval de una obra traducida al inglés, árabe, portugués, italiano y rumano.

Aparece Un rosario de huesos (Fondo Editorial Universidad Autónoma de Querétaro, 2020): veinticinco textos de acompasada acentuación en corolario de referencias del profeta Ezequiel y T.S. Eliot. Develación de la madurez absoluta de una voz con trayectoria de más de 30 años en el ejercicio lírico sustentado en una musicalidad de improntas que recuerdan a Paul Claudel. Consonancia del verso en ceremonial litúrgico asentado en antífonas (cánticos, rogativas, plegarias, adagios y estribillos): “Apenas ayer estaba el hombre pensando en la gracia de la muerte / recién habló de la vanidad de la poesía y centro su pensamiento / en la forma de su fenecer...”.

El lector tiene en sus manos una cartografía de presagios en que la muerte dialoga con la algarabía del silencio de los huesos. Apelación a Ezequiel / T.S. Eliot (“La mano de Jehová vino sobre mí, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. / Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes”) como obsesión expedita.

“Durante casi veinte años pensé que la cita de Ezequiel tomada por Eliot era uno de los incidentes literarios más afortunados en la poesía moderna y que su notable trabajo sobre el leit motiv de los huesos hacían prácticamente insolentes y casi imposibles otros intentos de aproximarse al tema. Pero, en mis lecturas me encontraba la palabra huesos, y, secreta y casi vergonzosamente, tomaba notas, sin saber aún para qué. De esa referencia ha nacido este nuevo poemario”, precisó en conversación con La Razón, Jorge Humberto Chávez.

¿Todo parte de Ezequiel y Eliot? Sí, de la tremenda alusión a El Valle de los Huesos Secos de Ezequiel hecha por Eliot, que no podía eludirla. Seguí recto por el rumbo preciso de mi fascinación. Estas consideraciones son, entonces, la cadena de hechos, lecturas y reflexiones que me llevaron a escribir el libro y a pasearme por los huesos sin temor de la amonestación del autor de La tierra baldía.

Los lectores esperaban ansiosos un nuevo cuaderno suyo... No es mi primer libro escrito después del Premio Aguascalientes. Tengo otros dos: uno recoge el tema del suicidio, toma como pretexto a Janis Joplin; y otro retrata el mundo y las vidas de la cantina y del borracho. Dos poemarios quizás, más densos: estoy esperando a que hagan buqué.

"El espejo" (Tomado de Un rosario de huesos)

Por Jorge Humberto Chávez

Esa vez que me hablaste de tus estancias en el hueco

y con tus manos separaste los huesos de tu pecho

para que yo pudiera observar tu corazón

no pude responderte correctamente porque

mis ojos no estaban contigo ahí volaban quién sabe

a dónde a qué con quién volaban

cero es el sufrimiento la nada clara el gozo

el ánimo en un punto muerto

la vida que está inmóvil nada más

-sólo hay ese errar de la memoria buscando

palabras que nada dicen nada quieren decir-

es por eso que todo lo que tú y yo conversamos

y las muchas veces que pusiste tu mirada en mí

tus labios construyendo la noticia y la condena

la transparente configuración de tu voz limpia

y en suma todo lo que viví en ti y por ti

y eso que llamamos exactamente mundo y días

son simples objetos lanzados por la inercia del tiempo

que se estrellan sin ruido en el espejo de mi pensamiento