José Trigo es insoportable, lo quiero mucho: Del Paso

José Trigo es insoportable, lo quiero mucho: Del Paso
Por:
  • larazon

Foto archivo Cuartoscuro

Hace 49 años se publicó uno de los primeros libros de la editorial Siglo XXI: José Trigo. Este año lo publica El Fondo de Cultura Económica; sobre esta obra su autor, Fernando del Paso, comenta en entrevista telefónica que tiene influencia de Juan Rulfo por estar relacionada con “la desolación, la desesperanza, la soledad y la muerte”, presentes en Pedro Páramo.

¿Cómo siente esta novela a la distancia? Aunque la quiero mucho, no la recomendaría a lectores primerizos, porque es sumamente complicada, en la cual el lenguaje, y no solamente el español en general, sino el habla en México —el caló, los mexicanismos rurales y urbanos, los aztequismos y los neologismos— conforma al personaje principal. Es un libro experimental en el que, por estar situado en una parte de la ciudad mágica (Nonoalco-Tlatelolco), acudí a textos bíblicos para construir una especie de andamiaje.

No hay que olvidar que en Nonoalco-Tlatelolco se fundó la gran Tenochtitlán. Ahí está la Plaza de las Tres Culturas, donde ocurrió la matanza del 68; formó parte de la tragedia del temblor del 85. Se ha calificado a José Trigo un poco de profético, porque son el 2 y el 3 de octubre donde se sitúa una represión de un año a los ferrocarrileros en huelga.

¿Se paseó mucho por el puente, mientras escribía la novela? Pasaba y veía esos parajes que formaban parte de un mundo muy extraño que no era exactamente rural ni urbano. Sobre todo del lado derecho donde estaban esos enormes llanos olvidados donde los ferrocarrileros y los jubilados construían sus casas en furgones y vagones abandonados. Era un cuadro miserable, pero tenía una belleza plástica especial, y fue allí donde un día vi caminando, en medio de unas vías abandonadas, a un hombre alto, desgarbado, que llevaba una caja blanca de un niño y atrás una mujer embarazada que recortaba los girasoles que entonces eran totalmente silvestres. A partir de esa imagen comencé a hacer un cuento que se transformó en cuento largo, éste en una novela pequeña, y ésta, a su vez, en una grande. Al final quedó una pesadilla.

Háblenos de la editorial Siglo XXI. Todos compramos acciones para fundar en unos cuantos meses Siglo XXI, y fue mi libro José Trigo el que inauguró la serie Literaria. Algo que he contado poco: es que Arnaldo Orfila, gracias a Juan Rulfo, ya conocía buena parte del libro, y yo debía terminarlo por supuesto. Me faltaba la parte central —“El Puente”— cuando decide imprimirlo. Estaba escribiéndolo y revisando galeras. Es un libro que se empezó a imprimir antes de que lo terminara, es un ciclo excepcional.

El ferrocarrilero es un fantasma ahora, José Trigo hoy lo es, ¿qué siente al respecto? Sí es como ver fantasmas. Siento una gran nostalgia de esos lugares tal como eran físicamente. Eran pobres, sumamente pintorescos, y yo vagué muchísimo por esos llanos y la gente siempre fue muy cortés conmigo.

¿Rulfo y qué otros amigos revisaron la novela? En realidad no me revisó nadie. No acostumbro yo pedir la supervisión de nadie. Hacía lecturas en el Centro Mexicano de Escritores, ahí teníamos la obligación de leer fragmentos de lo que habíamos escrito, era criticado por Francisco Monterde, Juan José Arreola y Juan Rulfo, éstos dos últimos fueron los lectores maestros que tuve.

Crecí no a la sombra de ellos, sino a la luz. Hice el capítulo cuatro como pastiche y estilo del lenguaje de Rulfo, esperaba que todo el mundo me dijera “¡pero qué rulfiano!”. Al final no me lo dijo nadie, pero descubrieron su influencia en partes más profundas de la novela, porque se relacionaban con la desolación, la desesperanza, la soledad y la muerte.

Háblenos de la crítica que recibió. La crítica en México fue muy dura conmigo. No se esperaban semejante piedrón, y se me acusó de pretender hacer un macrocosmos. Cuando salió Palinuro de México dijeron lo mismo, igual con Noticias del Imperio, de manera que las tres acusaciones se invalidan. La crítica en el extranjero fue más generosa.

¿Qué ha sido de José Trigo? Es un fantasma lleno de palabras y de sorpresas en el que de todos modos es difícil penetrar. No me arrepiento de nada de lo que he escrito y José Trigo es un orgullo.