El vaso de tiempo, de David Huerta, es un volumen de ensayos integrado por una rigurosa serie de meditaciones que indagan sobre la experiencia literaria y el sentido de una obra espiritual y artística. Ayer, al mediodía, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el autor de estas reflexiones presentó este nuevo volumen. En el pódium estuvo acompañado por el también poeta Fernando Fernández.
Originalmente, los ensayos que conforman El vaso de tiempo germinaron en la columna literaria “Aguas aéreas” de la Revista de la Universidad de México.
A partir de su propio ejercicio poético, David Huerta decidió reunir en estos trabajos sus preocupaciones sobre autores de diferentes épocas y latitudes.
Llegan Alonso Alarcón, Marcelo Lombardero...
Entre otros personajes emblemáticos, comparecen aquí, entre otros, Luis de Góngora, Ramón López Velarde, José Gorostiza, Edgar Allan Poe y fray luis de León.
De hecho, en el ensayo titulado “Sexteto”, Huerta dice: “Juntar los nombres de Edgar Allan Poe (1809-1809) y de fray Luis de León (1527-1591) puede parecer dislate, despropósito, pero no lo es”.
El vaso de tiempo, de acuerdo con el propio Huerta, pretende ser un homenaje al poeta argentino Néstor Perlongher, cuyo libro Aguas aéreas (1990) lo inspiró para nombrar su columna, la cual, por cierto, cumplirá una década en el próximo mes de noviembre.
El libro está compuesto por una selección de nueve ensayos: “El fuego de Cartago”; “Regresos y peregrinaciones”; Sexteto”; “La fuente fresca”; “La flor y la sangre”; “La estrella de 1572”; “Góngora y Villalmediana”; “Dos o tres encadenamientos”, “El vaso del tiempo” y, finalmente, un texto que llamado “Notas sobre poemas y poesía”, que concentra varias de sus preocupaciones a la hora de emprender su trabajo poético.
“David revisa a lo largo de estos nueve trabajos la idea de la tradición.
Rescata una definición de Ezra Pound que dice que la tradición es algo hermoso que vale la pena conservar y, a través de la obra de Góngora, de Lope de Vega y de otros poetas en español, revisa de qué se trata eso hermoso que vale la pena conservar, apuntó Fernando Fernández.
David Huerta es, fundamentalmente, heredero —como todos nuestros grandes poetas que, además del registro lírico, practican el ensayo— de tres grandes maestros del Siglo de Oro: de Garcilaso, Quevedo o Góngora.
El reconocido autor de Incurable, ha abrevado en lo mejor de la tradición poética de nuestra lengua y, al propio tiempo, no ha sido ajeno a otras arraigos poéticos. A partir de Cuaderno de noviembre (1976), su segundo libro, este poeta de vena clásica decidió explorar los caminos de la reflexión ensayística que nos recuerda a Cernuda, a Claudel, Pound o Eliot, por traer a cuento sólo algunos nombres. En este sentido, David Huerta es un poeta que escribe sus reflexiones con el rigor de un hombre de letras clásico. El vaso de tiempo nos revela, en todos y cada uno de sus ensayos que el fondo es forma, apuntó Fernández.
Quizá por ello, Ignacio Solares, a quien Huerta, por cierto, le agradece la hospitalidad que le dio en la Revista de la Universidad de México, lo describió como el hombre que con “en el oído atento de quien conoce y practica los metros canónicos de nuestra lengua, y su vocación experimental en el cultivo de formas que han expandido nuestras nociones de lo poético al introducir en su obra prosa, narración, memoria, reflexión”.
“No siempre tenemos la oportunidad de conocer el pensamiento de los poetas, sobre todo porque muchos de ellos no escriben sobre poesía. En este caso es una excelente oportunidad para conocer el pensamiento sobre los poetas que más le dicen a David, y que más lo han alimentado”, explicó Fernández.
Por su parte, David Huerta señaló en entrevista para La Razón que los ensayos se apoyan en una sola pregunta: “¿qué es la poesía?, y concretamente: qué es la poesía en español”. Adicionalmente —apuntó el autor de— “decidí juntar estos textos y darles un cierto orden. Hubiera querido que fuera un libro más amplio para poder incluir más ensayos, pero las necesidades de la colección me obligaron a reducir la selección original”.
Huerta agradeció a Jeannette Lozano, Luz de la Garza y Ángela Gómez, de Vaso Roto Ediciones, y a Sandra Heiras, de la Revista de la Universidad de México.
En el texto Regresos y peregrinaciones, Huerta expone: “Un verso aislado debería ser inconcebible: en estricto sentido, únicamente puede ser pensado en relación con otro verso”.
Finalmente, Huerta exhortó al público a reflexionar sobre “el enorme valor que tiene la experiencia de leer poemas y de leerlos con todo cuidado y atención”. La poesía no es un género, es la literatura misma, y eso es lo que quiero decirle al público”, puntualizó.