Un hablante que prefiere los emoticones lo hace por pereza: Iwasaki

Un hablante que prefiere los emoticones lo hace por pereza: Iwasaki
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  • carlos_olivares_baro

Fernando Iwasaki (Lima, Perú, 1961) es doctor en Historia de América por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España. Se gana la vida como profesor en las facultades de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Universidad Loyola Andalucía; pero, su pasión se define en la escritura: novelista (Libro del mal de amores, 2001; Neguijón, 2005), cuentista (Un milagro informal, 2003; Helarte de amar, 2006; España, aparta de mí estos premios, 2009...), historiador (Extremo Oriente y Perú en el siglo XVI, 1992; Republicanos, 2008...), ensayista (Mínimo común literario, 2014...), cronista (El laberinto de los cincuenta, 2013...).

El autor de Una declaración de humor (2011) es un conversador incurable: fisgón de episodios de la literatura latinoamericana y de la vida de los personajes que la habitan. Sorprende su olfato para rastrear en la memoria de los otros aquello que parece no tener importancia. Iwasaki es un desenterrador de palabras, le da valía a todo: la dedicatoria que aparece en un tomo del siglo XVIII, la punta del arpón encontrado en los costillares de la supuesta ballena boreal de Melville, las transacciones de Disney, la fealdad de la reina Cleopatra...

El dato: El libro de Iwasaki recopila conferencias, guiones de radio y artículos.

El articulista peruano, radicado en San José de la Rinconada —margen izquierda del río Guadalquivir, Sevilla, España— anduvo toda la semana pasada por la Ciudad de México y entre los aguaceros, conversaciones con la prensa local, encuentros con lectores, firmas de ejemplares y la presentación de su más reciente libro Las palabras primas (Páginas de Espuma, 2018) —IX Premio Málaga de Ensayo—, La Razón pudo conversar con él.

[caption id="attachment_793430" align="alignleft" width="195"] "Las palabras primas". Editorial: Páginas de Espuma, 2018[/caption]

“¿Ensayos? Quizás en el sentido del padre del género, Montaigne; pero, más que todo en los matices de la prosa de Jorge Ibargüengoitia y, sobre todo, en la consonancia de la invención lingüística de un escritor que ha sido determinante para mí en la manera de concebir la literatura: Guillermo Cabrera Infante. Sí, Las palabras primas está trazado desde un afán en que el humor, lo lúdico, es protagonista. Hay por ahí algunos reflujos cortazarianos, de Chesterton —uno de los mejores herederos de Montaigne— y por supuesto algunas cadencias irónicas robadas a Borges”, dijo Iwasaki a La Razón.

¿Ensayos dispersos reunidos en este libro? No lo sé con precisión, son textos que he publicado aquí y allá, que ahora se integran, se aglutinan; lo que sí puedo afirmar es  que giran en torno a las palabras, el habla de Hispanoamérica vs. el habla peninsular —o mejor, sus relaciones—, Cervantes, Borges, Steiner, Eco, la RAE, curiosidades lingüísticas, desafíos del lenguaje...

¿Una advertencia al desamor de algunos por el idioma español? Prefiero creer que este libro sugiere cómo la incompetencia lingüística deriva en una incapacidad emocional. Un hablante que prefiere comunicarse con emoticones, lo hace por pereza: es una pena con una lengua tan vital como la nuestra.

¿Cuáles son los desafíos del lenguaje frente a la Tecnología de la Información? Este mundo atestado de pantallas que no ayudan a leer más y que estimulan el abandono de la escritura manual es preocupante. Debemos luchar en contra de ese esperanto que nos invade poblado de mutaciones del inglés.

¿Ensayos antisolemnes? Creo que frente a la solemnidad lo mejor es el ingenio, como dice Bertrand Russell.

¿Existen palabras primas? Si hay números primos: entonces hay palabras primas. Aquellas que nos permiten viajar a través del tiempo y conocer un mundo de singular riqueza lingüística: fundanga, sofardar, jamacuco, chicha, polla, taba, corcujo, himplar...

Fragmento del libro

Mi relación con el ensayo nace de mis lecturas de Montaigne, Chesterton, Borges, que practicaron un tipo de ensayo que encuentro muy semejante: una divagación, un paseo, una manera de caminar a través de lecturas, autores, paisajes, memorias, viajes, sin renunciar a la erudición, a la profundidad, pero sin caer en la densidad de aparatos críticos o las teorías filológicas o sociales. Es un ensayo más fragmentario, que en los últimos años han escrito desde América Latina en los últimos años autores como Neuman, Casas, Volpi, Vásquez... En España, quizá algunos autores como Fernando Savater o Javier Gomá, ha sido quienes más han perseverado en esa línea...