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Diversidad y creación. La hipótesis de Rosa Montero

Diversidad y creación. La hipótesis de Rosa Montero
Diversidad y creación. La hipótesis de Rosa Montero Foto: Especial

Hace unos años apareció un libro de Rosa Montero acerca de la relación entre los padecimientos mentales y la creación artística: El peligro de estar cuerda. Aunque disfruté mucho la lectura de La ridícula idea de no volver a verte, pospuse por un tiempo la lectura del nuevo ensayo. Mi cautela provenía de un prejuicio: en el campo de las artes y las letras son frecuentes las actitudes de negacionismo en torno a la difícil realidad de los trastornos psiquiátricos. En los medios ilustrados es común escuchar que estos problemas son inventos de la industria farmacéutica, o esquemas artificiales diseñados para dominar a ciertas minorías marginales. Las tesis de Michel Foucault se mezclan con teorías vagas de conspiración, o con versiones simplificadas del marxismo o del psicoanálisis. El resultado es una pseudoexplicación de estos problemas, que los disuelve o da la apariencia de que todo está resuelto. Pero quienes trabajamos a diario con personas que sufren estos padecimientos —psicoterapeutas, neuropsicólogos, personal médico y de enfermería— no disponemos de explicaciones tan obvias. Observamos misterios desconcertantes y dolorosos que no se explican mediante las intuiciones de la cultura popular.

Cuando leí El peligro de estar cuerda, respiré con alivio. Rosa Montero no cae en ninguno de los estereotipos que mencioné. Su ensayo combina la biografía, la investigación científica, el testimonio autobiográfico, la exégesis de textos literarios, y hay una buena dosis de pensamiento teórico original, con múltiples virtudes: por una parte, hay coherencia interna, es decir, una secuencia lógica de ideas que no se contradicen; además, estos razonamientos exploran los rincones ocultos del tema con el oficio de una narradora experta. El libro es ágil y muy entretenido. Por otra parte, las tesis de Montero son plausibles: son ideas razonables; surgen de una lectura atenta de la investigación en los campos de la neurociencia y la psicobiografía.

A LO LARGO DE SUS PÁGINAS, El peligro de estar cuerda desarrolla una hipótesis de trabajo sobre la relación entre la diversidad psicológica, los padecimientos mentales y la creatividad. Y ¿cuál es esa hipótesis? En primer lugar, aparece el problema de la disociación psicológica. Rosa Montero plantea que los procesos disociativos de la consciencia son disfuncionales en la mayoría de las personas: me refiero, por ejemplo, a las experiencias de despersonalización y desrealización, o al fenómeno de amnesia disociativa que puede ocurrir bajo situaciones de estrés postraumático. Montero postula que los narradores de ficción usan los mecanismos disociativos al servicio de una exploración creativa de la identidad personal y de la intersubjetividad. En sus propios términos, “lo maravilloso es sentirte dentro de individuos diferentes a ti. La ficción es un viaje al otro, y ese es el trayecto más fascinante que una pueda hacer.” Según Emmanuel Carrère, lo más interesante de la vida es intentar saber qué se siente ser otra persona, y esto es necesario para conocerse a sí mismo. La ficción hace una recreación de estas intuiciones y las perfecciona mediante los recursos de la inteligencia verbal. Dice Héctor Abad que su fantasía es vivir dos vidas, la que está viviendo, y la que va imaginando mediante la escritura. Esta es la primera parte de la hipótesis de Montero. Se puede sintetizar con la frase de Úrsula K. Le Guin: “Los novelistas son conscientes de que contienen multitudes, y esto les permite imaginar las vidas ajenas”. En segundo término, la tendencia a la disociación podría desarrollarse como resultado de historias de vida marcadas por experiencias tempranas de pérdida y decadencia, “por la pérdida violenta del mundo de la infancia”. Rosa Montero nos comparte historias de vida consistentes con estas pautas: la infancia de Joseph Conrad, la de Simone de Beauvoir, la de Doris Lessing, la de Tove Ditlevsen. La tercera parte de la hipótesis se refiere a un proceso neuropsicológico. Rosa ha rastreado los trabajos de la neurobióloga española, Mara Dierssen, y otras fuentes científicas para enfocarse en un proceso cerebral conocido como poda sináptica, que implica la selección de las conexiones más eficientes entre neuronas, y la eliminación de las conexiones que no contribuyen a la adaptación y al comportamiento funcional. Hay evidencias sólidas que indican que los procesos de poda sináptica podrían ser disfuncionales en la esquizofrenia. De acuerdo con Dierssen y Montero, algunas personas dedicadas a la creación artística podrían tener un retraso —una variación— en el proceso de la poda sináptica. Esta falta de maduración podría llevar a una “desinhibición cognitiva” y, por lo tanto, al pensamiento divergente, marcado por la formación de asociaciones inusuales y conceptos originales. Esto sería uno de los factores más relevantes para explicar la imaginación artística. Como sucede con toda hipótesis de trabajo, se requieren evidencias empíricas para apoyarla y perfeccionarla, o para descartarla. Probablemente no sea una explicación suficiente para todos los casos y para todos los procesos creativos. Pero me parece una hipótesis valiosa y digna de tomarse en serio.

ROSA MONTERO PLANTEA QUE LOS PROCESOS DISOCIATIVOS DE LA CONSCIENCIA SON DISFUNCIONALES EN LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS

EN LA FERIA DEL LIBRO DE GUADALAJARA del año 2024, los organizadores formaron una mesa para discutir las relaciones entre la psicopatología y la creatividad, y tuve el placer de conversar con Rosa. Me causó una gran impresión su enorme simpatía, su elocuencia, la claridad de su exposición. Su actitud hacia los problemas de la salud mental está lejos del negacionismo. Lo dice así: “No creo que pueda haber un dolor tan insoportable como el dolor psíquico… cómo no tenerle miedo a ese tormento”. Y también lo escribe en estos términos: “Lo que llamamos locura, esto es, las alteraciones mentales graves, puede ser incapacitante y produce un sufrimiento atroz”. A diferencia de la tendencia anticientífica de muchos escritores, Rosa Montero manifiesta una confianza razonable en el progreso científico que podría llevar al desarrollo de más y mejores tratamientos. Y su perspectiva como escritora enriquece la conversación acerca del tema en varios sentidos: en primer lugar, su aproximación psicológica a la historia de personajes trágicos en el mundo de las letras nos da herramientas para comprender mejor el contexto, los factores de riesgo que aparecen durante el desarrollo, y los desenlaces clínicos. Además, su investigación acerca de los procesos creativos nos permite entender mejor el trabajo literario en el contexto de la psicopatología. A veces es una labor de reconciliación, de reparación simbólica y de aceptación mediante la razón narrativa, pero también puede ser una exploración imaginaria de posibilidades que nos permite concebir cursos de acción y desenlaces distintos. Durante la conversación, observé que su entusiasmo hacia el gozo de la escritura y de la lectura es lúcido y genuino. Por fortuna, es un entusiasmo contagioso.