Leila Guerriero

"Creo en escribir como estar en pie de guerra"

Este libro es incómodo. A contramano de simplismos llama “aberración” al hecho de que alguien quiera hacer
periodismo sin leer narrativa o poesía; practica la “gloriosa lujuria de la duda”; lamenta
lo acomodaticio de aquellos “funcionarios de la prosa”. Con solvencia probada, la periodista argentina
Leila Guerriero ofrece en Zona de obras (Anagrama, 2022) una antología de conferencias y ensayos
sobre el oficio de escribir. Julia Santibáñez conversó con ella de esta nueva edición. Y también de otros temas.

Leila Guerriero (1967).
Leila Guerriero (1967).Fuente: wikidata.org
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EL EQUIPAMIENTO NECESARIO

Lo mejor que uno puede hacer como narrador de no ficción es nutrirse de una enorme cantidad de recursos narrativos. Así, al volcar la historia que trabajó durante meses o semanas tiene el equipamiento para descubrir qué necesita para ser contada desde la forma: usar puntos de tensión, manejar distintos ejes narrativos, buscar por dónde pasan los conflictos, hacer una descripción que no sea un inventario de cosas sino traslade al lector a la escena. Para mí, la forma marca la diferencia.

LOS EDITORES QUE TUVE

Nunca tomé una clase de periodismo, conservo esa virginidad, pero si no hubiera tenido los editores y compañeros que tuve, jamás hubiera llegado a ser periodista. Los miraba, me eduqué con gente que me dijo no así, mejor asá, da vuelta a esto, habla con tal.

LA PARTE MÁS GOZOSA

No abono a la idea del artista torturado, que debe sentir desasosiego para escribir. Ésta es una tarea compleja y agobiante, pero me encanta. Y me encanta pensar en los días previos a la terminación del texto, el trabajo de corrección, de cambiar palabras. Eso es escribir. Es la parte más gozosa.

DE QUÉ SE HABLA

Mi formación empezó en casa, luego a lo largo del colegio, la universidad y continúa hasta el día de hoy. Trato de aprehender, con “h”, el espíritu de los tiempos, saber qué se consume culturalmente, de qué se habla, por dónde va la conversación. Leo mucha narrativa y poesía, historieta, veo cine, escucho música. Creo que la formación es importantísima, incluso la informal.

MIRADAS NO REDUCCIONISTAS

Hay una responsabilidad social al hacer periodismo de crítica. En un mundo tan complejo y lleno de ruido, yo agradezco mucho las miradas no reduccionistas. Las visiones maniqueas contribuyen a enfrentar, y en realidad el periodismo es el lugar de la duda, del cuestionamiento. Contribuyen más a la charla pública las narraciones periodísticas llenas de matices, que no terminan con una conclusión masticada. Recién hablábamos de esto: para ser periodista tenés que leer mucho más de lo que es obvio, por poner un ejemplo, leer ensayo o discutir con los supuestos consagrados. Cuanto más alimentes tu mirada con ese tipo de cosas, más sutiles e interesantes van a ser tus textos.

Leila Guerriero
Leila Guerriero

CONTRABANDEAR VERSOS

Me gusta la poesía narrativa de Sharon Olds, Linda Pastan o Ada Limon, pero me parece algo extraterrestre. Rodrigo Fresán dice que los poetas son escritores cableados de otra manera. Y sí. Cuando un poema funciona bien es como un chispazo, un latigazo de frases que condensa una cantidad de sentidos de manera muy escueta, apretada. Es tan cegador que se queda en vos para siempre. En Teoría de la gravedad incluyo citas de poemas. En un solo verso redondean lo que soy incapaz de decir. Esas columnas de El País tienen 21 renglones y muchas veces cito un verso; si publicara sólo el poema sería aceptable, pero el resto de la columna es el marco para llegar ahí, para contrabandear ese verso.

LA DIMENSIÓN SONORA

Escribir es elegir palabras. No es otra cosa. Ahora estoy haciendo algo para un libro de arte que se va a publicar en Barcelona, con textos de varios autores. Se trata de algo corto, 900 palabras. Llevo días trabajando una parte en la que hay la palabra “transparente”, no me funciona y pongo otra y tampoco, entonces la cambio. Es un ejemplo menor, pero busco belleza en lo que escribo. Bueno, aunque cada texto requiere lo suyo y a veces hace falta algo más escabroso, siempre hay un cuidado estético. Tengo una dimensión sonora del texto, no se me pasan reiteraciones, cacofonías; si las hay, fueron buscadas.

NO TAN LÚCIDA

A veces me canso y quisiera ser carpintera, jardinera, algo que no implique esfuerzo intelectual. El cansancio tiene que ver con los vaivenes de la vida intelectual, cuando no te sentís tan lúcida, tan concentrada, cuando la vida se acelera tanto que no tenés tiempo de pensar qué querés decir, cómo lo querés decir. Hago columnas en El País y en la cadena SER, reporteo, edito, doy talleres de escritura. Es abrumadora la cantidad de cosas y ahí hay algo tortuoso, interno, de cómo pude hacer esto antes y ahora no puedo, pero al final avanzo, no me detengo. Si bajara un poquito el nivel de entrega, tal vez mi vida sería más lógica.

LUGARES NADA OBVIOS

A veces, cuando voy a caminar, de pronto ya anduve dos horas y vuelvo, pero siempre con esa cosa de preguntarme: ¿qué me pierdo en la próxima esquina? Tal vez a la vuelta se esconda lo que realmente vale la pena. Me viene de chica, con mi padre íbamos de viaje a lugares nada obvios, no a los sitios de folleto. Me quedó esa especie de incomodidad y curiosidad.

LO LUMINOSO DE LAS COSAS

Se dice que hay más narrativa en la tragedia que en la felicidad. Es cierto, en el periodismo exageramos un poco con los dramas, deberíamos abrirnos un poquito. Mi libro Una historia sencilla está del lado más luminoso de las cosas, porque a veces esas vidas terminan banalmente en los diarios, bajo títulos tontos.

EL  CÓMO

Creo que si te gusta escribir, no hay ninguna posibilidad de que cómo contar algo te dé igual. El cómo escribes nunca es lo mismo, lo que contás no se puede separar de cómo lo contás. Está imbricado. Si la cosa funciona mal, tenés un texto bien reporteado, pero muy mal escrito. No va a impactar. Si tenés un texto muy bien escrito sin un buen reporteo es posible que sea decorativo, sin contundencia.

VIVIR ES UNA COSA GRAVE

No tengo mucho talento para titular, pero me gusta que cada título refleje el espíritu general del libro. Algunos autores llaman una recopilación de artículos con el nombre de uno de ellos, en cambio, Zona de obras claramente se refiere a un libro de trabajo, ¿no? Habla de las bambalinas del trabajo y de lo que encontrás cuando desarmás el andamiaje y lo que está roto y lo que hay debajo del pavimento. O Teoría de la gravedad, de columnas: el título convoca una especie de paisaje mental del ánimo, de la intemperie que significa estar vivo. Porque vivir es una cosa grave, una cosa seria. 

"ME ESTOY DESANGRANDO"

Rodrigo Fresán ha dicho y pensado mucho acerca de la tarea del escritor, de la defensa de la soledad para escribir. A mí me ha pasado estar en una situación en la que ya quiero irme a mi habitación de hotel para estar sola. Apenas digo: “Tengo que escribir una columna” todo el mundo me contesta: “Por supuesto”. Es casi como si dijera: “Me estoy desangrando”. De inmediato me dejan ir.

BUSCO ALGO QUE ME DESAFÍE

Creo en escribir como cierto estar en pie de guerra, mantener encendida una especie de ira, de rebelión, que se encendió en mí chica, muy temprano, y que he cultivado. En el libro digo que escribo como si boxeara, no a la defensiva, al contrario. De hecho, ese texto termina hablando del actor español José María Vilches, a quien fui a ver al teatro cuando era niña. Escuchándolo entraba en trance. Me llevaron a su camarín. No me oyó llegar, de pronto se dio vuelta y me dijo “Hola, nena”. Era como satanás, fuerte y bello, daba miedo. Digo que estoy buscando todo el tiempo algo que me mire a los ojos y me diga “yo soy tu diablo”, que me desafíe y me lleve más allá. Eso es el boxeo de la escritura.