Cuauhtemaña

Cuauhtemaña
Por:
  • francisco_hinojosa

Haré una confesión que quizás me reste lectores de esta columna. También podría ser que alguien me deje de dirigir la palabra en la calle: le voy al América. Empecé a ser su seguidor cuando regresé de vivir con mi familia tres años en Mexicali, en donde el futbol no era un juego tan popular como el beisbol. Aunque regresamos en 1963, hacia el 65-66, y gracias a la primaria a la que fui, el futbol se volvió el deporte a seguir. Y pronto me convertí en crema, como se llamaban los preáguilas, seguramente gracias a la influencia de algunos compañeros. Por su parte, mi hermano Javier adoptó la camiseta de las Chivas, y gracias a esa adversidad ambos pasamos los mejores momentos de nuestra infancia jugando el uno contra el otro, ambos uniformados, en el jardín de la casa de mis abuelos. Yo era el encargado de narrar el partido, que concluía cuando alguno de los dos lograra el gol número diez. Era la época de Vavá, Zague, Fragoso, el Coco Gómez y Arlindo, que fue el primero en hacer un tanto en el recién inaugurado Estadio Azteca. Por parte del Guadalajara jugaban, entre otros, Chava Reyes,

Jasso, Isidoro Díaz y Sabás Ponce.

Algunos futbolistas profesionales han continuado su vida por el camino de ser directores técnicos o comentaristas de televisión. En el primer caso, el Cinco Copas Antonio Carbajal, La Tota, continuó su larga carrera como entrenador exitoso y apasionado, especialmente del Morelia, equipo al que dirigió diez años. La mayor parte de quienes están al frente de los equipos actuales de primera y segunda división fueron también jugadores. En el segundo caso, se encuentran algunos cuantos: Enrique Borja, Juan Dosal, Zaguinho, Jorge Campos, Luis García o Carlos Albert, entre otros. Pero con título universitario son pocos, como Hugo Sánchez, Miguel Mejía Barón (ambos dentistas), Gerardo Torrado (licenciado en administración), Alejandro Palacios (abogado) o Luis Michel (ingeniero industrial). Pero de la mayoría de los jugadores que en algún momento tuvieron mucho prestigio, apenas sabemos qué fue de ellos.

En la actualidad, varios futbolistas han dado mucho de qué hablar de su actuación fuera de la cancha: el Conejo Pérez fue remitido al Torito por no pasar la prueba del alcoholímetro; el Hobbit Bermúdez estuvo a punto de pisar la cárcel por no cumplir con la pensión alimenticia para sus hijos; el que sí sigue preso es el Gato Ortiz por ser parte de una organización dedicada al secuestro; Ramón Ramírez fue acusado de homicidio imprudencial cuando impactó su camioneta contra otro coche con el resultado de cuatro personas muertas.

Capítulo aparte es el dedicado a los futbolistas y la política. Algunos buscaron, con éxito o no, ganar un puesto de elección popular, como Daniel Osorno, Manuel Negrete, Roberto Ruiz Esparza o Carlos Hermosillo. El caso más sobresaliente por supuesto es el del ex americanista Cuauhtémoc Blanco, que actualmente se desempeña como alcalde de Cuernavaca gracias al PSD (Partido Social Demócrata), a su campaña populista y a que el voto mayoritario lo favoreció. Sin ninguna experiencia política, su administración ha tropezado con muchos obstáculos. El hecho de que se queje de que lo grillan delata su desconocimiento de que política y grilla son sinónimos. Muy conocedor de lo que significa un partido de futbol, le falló al hacerlo con uno político: en uno de sus primeros discursos dijo “Necesito su apoyo. Apoyen al PRD”. Se disculpó luego de su pifia (“me equivoqué, soy un ser humano”).

Y sí, todos los políticos son seres humanos, pero muy difícilmente se confunden al hablar del bando al que pertenecen. El Temo nunca le hubiera pedido a la porra Chiva que festejara un gol en contra. Ahora se afilió al Partido Encuentro Social (PES) con miras a las elecciones para gobernador del 2018. Sin embargo el congreso local le ha puesto un candado: se requieren quince años de residencia en el estado.

Pero en caso de que logre hacer una cuauhtemaña, serán los morelenses los que tendrán que decidir si votan por el gol o el autogol.