Los libros del 2019

Los libros del 2019
Por:
  • carlos_velazquez

UNO. Beastie Boys. El libro, Michael Diamond y Adam Horovitz, Penguin.

Así como el mejor libro del 2016 fue uno sobre música, en 2019 se volvió a repetir el fenómeno. Hoy que todo mundo se asombra de que Eminem haya sampleado al Flaco Spinetta olvida que los Beastie hicieron lo propio con Dylan. Más que una agupación que navegó por distintos géneros, El Trío Galaxia del hip hop era un laboratorio musical que fagocitó todo a su paso. La historia de Nueva York, del rap / hip hop y de la música estarían incompletas sin la existencia de los Beastie. 500 páginas en un libro que como objeto ya es preciso en sí mismo, relatan el nacimiento, ascensión y fin de la banda. Más que una biografía es un volumen híbrido, puro Beastie style. Anécdotas, sueños, obsesiones y testimonios de una era musical importante de finales del siglo XX. Si alguien se tomó a la letra la sentencia de que “Nada es verdad, todo está permitido”, esos fueron los Beasties.

DOS. K-punk Volumen 1, Mark Fisher, Caja Negra.

Leer a Fisher es encontrar un refugio contra la tormenta tecnológica que vivimos en el presente. A ratos ensayista, a ratos filósofo, siempre agudo observador, es un autor indispensable para no permitir que la realidad capitalista nos aplaste. Tanto K-punk, una recopilación de los textos aparecidos en su blog, como Realismo capitalista y Los fantasmas en mi vida, son manuales que nos permiten entender la desazón existencial que se cierne sobre las nuevas generaciones. La proliferación de padecimientos mentales como la depresión y la ansiedad tienen un origen más allá del puro sustrato orgánico. Es la pantalla, aquella que ya había conjurado Baudrillard como mal de los tiempos, la que no nos permite comprender que somos una horda de esclavos al servicio del capitalismo, económico, virtual y social. Adentrarse en estas páginas es una invitación a la resistencia.

"Quién es el enemigo número uno del feminismo y principal propagador del machismo. El Gran Capital".

TRES. Teoría King Kong, Virginie Despentes, Penguin.

Este no es un libro sólo para mujeres o para feministas. Es para cualquiera que quiera comprender el sistema bajo el que vivimos. Despentes pone en primer plano algo que casi nadie toma en cuenta. Quién es el enemigo número uno del feminismo y principal propagador del machismo. El Gran Capital. Al sistema le conviene el enfrentamiento entre géneros porque con ello evita la organización social. El régimen de desigualdad económica  en el que nos encontramos está a salvo mientras la sociedad no pueda organizarse. Además, Despentes arroja valientes opiniones sobre la violación. Y redimensiona el porno. Explicando de manera bastante clara por qué no es un peligro, sino al contrario. Afirma que se trata de un ansiolítico. Y reivindica la prostitución. Defiende a quienes ejercen el oficio por voluntad propia. “Ninguna mujer es maltratada en un table dance”, dice con toda la experiencia del mundo.

CUATRO. El destino es un conejo que te da órdenes, Eduardo Rabasa, Pepitas de Calabaza.

La revelación del año es este libro hermoso por fuera y estridente por dentro. Eduardo Rabasa se revela como un espléndido cuentista. Delirante y a la vez muy divertido, con un envidiable manejo del oficio, nos presenta personajes arrancados de una pesadilla de ésas que sólo el mal del puerco puede producir. Un gober, presumiblemente Duarte, unas monjitas, mojones, conejos, son los protagonistas de esta obra inclasificable que se inserta, por tratar de definirla, en una corriente inexistente como lo es el realismo alterado. Como me dijo por ahí un crítico literario, refiriéndose al libro y al autor: “Oye, qué cuate tan loco”.

CINCO. Declaración de las canciones oscuras, Luis Felipe Fabre, Sexto Piso.

Tras varios libros de poemas, Fabre sale del clóset como novelista y vaya cómo lo hace. No por nada se levantó el premio Poniatowska. Desde que empieza uno a leer se da cuenta de que está ante otra cosa. No un artefacto, no un librito experimental, sino uno de esos libros que sostienen viva la tradición de la literatura mexicana. Qué encuentra uno: una voz, un dominio del lenguaje. Ese que ya no se usa en nuestro panorama. La novela arranca con dos personajes, presumiblemente ciegos, perdidos en un camino. Lo primero en lo que uno piensa es en Beckett. De ese tamaño, el talento de su autor.