The New Abnormal

El corrido del eterno retorno

The New Abnormal
The New AbnormalFuente: townsendmusic.store
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The Strokes ha sido una banda en crisis permanente. Desde la salida de “Last Nite” había luchado contra la maldición del One Hit Wonder. No porque no hubieran tenido otro éxito. Porque consiguieron lo que muy pocas bandas de los dosmiles lograron: la canción perfecta. La melodía pegajosa que se convirtió en himno generacional. Tres minutos que contenían la historia entera de la música. Una proeza que no cualquiera realiza, no está de más aclarar.

Desde entonces se dedicaron a dar bandazos. Con más o menos fortuna de un disco a otro. En ocasiones cayendo en la mcfood music. Se compraron la imagen de destroyers. Salir a tocar drogados, cancelar presentaciones, bajarse del escenario a medio show. Que madurar se antoja improbable. Para qué crecer. Ésa parecía su filosofía. Se encontraban bastante cómodos en su papel de malditos.

Siete años después de Comedown Machine, un disco cuyo mayor mérito es ser menos malo que los anteriores, regresan con The New Abnormal (2020). Cuando ya nadie albergaba ninguna expectativa al respecto. Cuando los dábamos por más que sepultados. Cuando ya no importaba nada. No existía una reputación que salvar. Han conseguido una hazaña que se antojaba improbable: patear el pesebre del rock como los grandes. Volverse a poner en primera fila como una de las bandas imprescindibles.

Uno de los responsables es Rick Rubin. El Rey Midas de la producción. Sus credenciales son apabullantes. Red Hot Chili Peppers, Beastie Boys, Johnny Cash, Tom Petty, LCD Sounsdsystem son algunos artistas que forman parte de su cartera de clientes. Si algo le urgía a The Strokes era una visión externa que los hiciera salir de sí mismos. Que consolidara esa promesa que llevaba dormida casi dos décadas. Aunque parezcan y se comporten como adolescentes, los miembros de la banda son ya cuarentones. Y precisamente lo que ha hecho Rubin es hacerlos tomar conciencia de su realidad.

“The Adults Are Talking”, una crítica a la falsa madurez, es prueba de que la banda ha comprendido que ya no son unos veinteañeros. Es una nueva declaración de principios. No es que a los cuarenta no se pueda celebrar la noche. Pero por fin se ha trascendido esa etapa. Decir que The Strokes ha recuperado su sonido original es faltar a la verdad. Por supuesto que hay elementos de aquel disco debut. Los riffs y el fuzz son un sello de la casa. Pero suenan mejor que nunca. Como jamás imaginamos que podrían hacerlo.

El carrusel sonoro está lleno de recovecos, de detalles, de efectos auditivos 

En sus discos anteriores parecía que The Strokes no podían escapar del rock primario. Que no tiene nada de malo. Pero ya estaban abusando de la fórmula. Rock pseudocrudo, plano, sin matices. The New Abnormal no podía ser más contrastante. Sintetizadores y electrónica son las nuevas aportaciones. Además de que la voz de Julian Casablancas luce más elástica. En “Eternal Summer”, la mejor canción del disco, coquetea con el autotune. Estos nuevos elementos no son meras curiosidades, tienen un fin específico que se logra con la mejor de las fortunas, dotar a las canciones de un cuerpo.

Si algo sobresale en The New Abnormal es la fuente del carrusel sonoro. Está lleno de recovecos, de detalles, de pinceladas, de efectos, tanto auditivos como emocionales. Las rolas están compuestas por capas. Y aunque eso podría representar un riesgo para una banda protopunk, que escupe lo que tiene que decir en tres minutos de guitarrazos, consigue elevar a The Strokes a un plano deliciosamente pop.

Uno de los lugares comunes en los que se cae cuando un disco posee la solidez de The New Abnormal es decir que no tiene desperdicio. Pero aquí es más que una frase hecha. Y para asegurarse de que la factura fuera impecable se compone sólo de nueve tracks. Esto habla de una arquitectura planeada. Meditada. Y distribuida con maestría. Pero no hay una economía alguna. El lenguaje musical es vasto y se desdobla en cada track. Es curioso cómo el cometido de The Strokes durante casi toda su carrera había sido estallar, y lo que obtenían eran pésimos resultados, y ahora que se han contraído han alcanzado su plenitud.

Ya no es necesario tratar de justificarlos y defender sus discos malos. Aquí está por fin lo que se esperaba de ellos.

Con The New Abnormal, The Strokes ha demostrado que es la mejor banda de rock de esta era.