Tolerancia cero

El corrido del eterno retorno

Tolerancia cero
Tolerancia ceroFuente: m.facebook.com
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La semana pasada abordé en este mismo espacio el destripamiento que sufrió un peluche del Dr. Simi por parte del cantante de Café Tacvba. Joselo Rangel, guitarrista de la banda, compartió la columna en su cuenta de Instagram y mucha gente no desaprovechó la oportunidad para esgrimir su virulenta intolerancia. Pese a ello, pensaba dejar el tema por la paz, porque como me dijo un amigo, este mame con el Dr. Simi ya tiene que parar. Sin embargo, el pasado tres de octubre ocurrió un suceso que agrava todo este asunto de arrojarle objetos a los artistas.

Rosalía fue impactada en el rostro por un ramo de flores mucho mayor al peluche del Dr. Simi, durante un concierto que ofreció en Colombia. La reacción de la cantante no fue otra que poner en mayúsculas en su cuenta de Twitter lo siguiente: “POR FAVOR NO TIRÉIS COSAS AL ESCENARIO Y SI SOIS TAN MOTOMAMIS QUE LAS TIRAIS IGUALMENTE PUES TIRARLAS EN EL LADO OPUESTO AL KE YO ESTÉ. Gracias”. Aunque la persona que arrojó el ramo no lo hiciera con la intención de lastimar a la cantante, representa una flagrante falta de respeto. El artista está ahí para ofrecer su arte, no para aguantar la imposición de un sector del público que ha decidido arrojar cosas al escenario por sus pistolas.

A la luz de esto, la acción cometida por el cantante de Café Tacvba cobra un nuevo significado. El mensaje que manda el público es el siguiente: vamos a seguir arrojando al Dr. Simi (o lo que se nos antoje) y se aguantan. Y como ustedes se deben a nosotros y somos nosotros quienes pagamos los boletos no tienen derecho a protestar.

Y cuidado con hacernos enfurecer. O como se puede leer en los más de cuatrocientos comentarios vertidos en el post de Joselo, les haremos saber quiénes somos.

El performance de Rubén Albarrán de ninguna manera es una invitación a la violencia. Ni remotamente

SENTÍ QUE ERA IMPORTANTE escribir una segunda vez sobre el tema (y prometo que será la última), a raíz de los comentarios en contra de Rubén Albarrán y porque creo fundamental establecer un par de distinciones. No debemos olvidar, seamos fans del peluche o no, que el decapitamiento del Dr. Simi ocurrió en un concierto de rock. No en una iglesia. Sucedió en un espacio para echar desmadre. Para divertirnos. Un lugar que a través de los años hemos tratado de legitimar para sentirnos libres de ser como somos. Para mí el gesto de Albarrán fue una invitación a echar sano desmadre. Pero la gente se lo tomó de la misma manera que los católicos cuando Sinéad O’Connor destruyó la foto del Papa.

La segunda distinción es que aquellos que se obcecan en interpretar la mutilación del peluche como un acto violento están perdiendo de vista por completo que se trata de un objeto inanimado. No se lastimó a nadie. Ni siquiera al fan que lo arrojó. Como tampoco se lastimó quien arrojó el Simi a Dua Lipa y ésta lo pateó. El performance de Albarrán de ninguna manera es una invitación a la violencia. Ni remotamente. Pero sí es un pretexto para que mucha gente lo agreda. Sería innecesario citar aquí algunos de los muchos insultos que le propinan al cantante en el post de Joselo. Basta decir que muchos rayan en el fascismo. Y en el autoritarismo. Abiertamente declaran qué fue lo que debió hacer el cantante con el peluche. Patearlo. No pelarlo. Devolverlo. Tú debes hacer lo que nosotros digamos y punto.

Muchos de los que están furibundos se escudan en el argumento de que se trataba del regalo de un fan. No exageremos. No fue un regalo. Fue una repetición más de esta moda de arrojar los peluches. Y estos muñecos están expuestos a ser ignorados. Aceptados. Tirados a la basura. O como ocurrió en Bruselas, a ser destruidos. Cada artista tiene derecho a pensar de la forma que quiera. Si Rammstein quiere tener una colección gigante de peluches del Dr. Simi es su decisión. Si Albarrán no quiere es su bronca.

EL PROBLEMA AQUÍ es que la gente no acepta un NO por respuesta. Y esto nos conduce a la intolerancia. Pero no a la misma de siempre. A una chic. A una que es aplaudida por la masa porque ahora es cool insultar y agredir, siempre y cuando sea por una buena causa. Como defender a un inmundo peluche.

En Avalancha de éxitos, Café Tacvba versionó en clave punk “No controles”, del grupo Flans. Un verso de esa rola dice: “No controles mi forma de pensar”. No olvidemos esto. No queramos controlar al otro porque no comulga con nosotros. No importa si mutila un peluche del Dr. Simi.