Apollo 18, la película que la NASA odió

Apollo 18, la película que la NASA odió
Por:
  • larazon

Fotos Especial

Estados Unidos no podía permitirse ser el segundo en la conquista de la era espacial. Para la ideología estadounidense era inaceptable ser el espectador del despunte de la Unión Soviética con el lanzamiento del Sputnik 1. Ser el primero en llevar al hombre a la Luna se convirtió en una obsesión para el entonces presidente, John Fitzgerald Kennedy, y así lo hizo sentir ante la Sesión Conjunta de Congreso y Senado el 25 de mayo de 1961.

“Esta nación debe asumir como meta el lograr que un hombre vaya a la Luna y regrese a salvo a la Tierra antes del fin de esta década. Ningún otro proyecto individual será tan impresionante para la humanidad ni más importante que los viajes de largo alcance al espacio; y ninguno será tan difícil y costoso de conseguir”, dijo.

Ocho años y once cohetes más tarde —20 de julio de 1969—, el comandante Neil Armstrong cumplió la promesa. El programa de la NASA culminó un ciclo el 14 de diciembre de 1972, con el Apollo 17. Una placa en el Valle Taurus Littrow con la leyenda: “Aquí el hombre completa su primera exploración en la Luna”, fue el clímax oficial.

Treinta y nueve años después el director Gonzálo López-Gallego desempolvó un mito. Con cinco millones de dólares como presupuesto y apoyado en un formato mockumentary (falso documental) y el dominio de grabación de cámara en mano aseguró a los medios: “Descubriremos la razón por la que nunca regresamos a la Luna”.

El cambio de director; las diversas fechas designadas para su estreno, y la participación inicial de la NASA asesorando a los guionistas Brian Miller y Cory Goodman, y luego desaprobación de la misma agencia espacial con respecto al producto final, generaron falsas expectativas entre los cinéfilos.

La misión secreta, según el filme, enviada por la NASA y el descubrimiento de vida extraterrestre son el principal motivo por el que no se continúo con más exploraciones. Si el trabajo ya era polémico por le tema, la declaración del vocero de la agencia espacial, Bert Ulrich, aumentó el interés de los espectadores: “La película es una obra de ficción no un documental.

Responde a una éxito campaña —aceptó—. Estuvimos involucrados mínimamente en esta película pero nunca vimos una primera versión. Las imágenes que ahí aparecen no son ciertas”.

Consultado sobre la teoría que maneja el trabajo de López-Gallego, David Williams, miembro de la NASA, destacó: “Una vez que el hombre llegó a la Luna, el programa perdió el interés y el respaldo político y público”.

Otro factor fue el accidente que sufrió el Apollo 13. De acuerdo a David Portree, astrofísico del Servicio Geológico, “de los 455 millones de dólares propuestos por el presidente Johnson para financiar las siguientes misiones y la construcción de una base lunar, sólo se aprobaron 155 millones de dólares. Eso, sumado a la negativa de Nixon para continuar con un programa ideado por ‘Kennedy y los demócratas’, terminó por ejecutar el tiro de gracia para los vuelos Apollo. Nixon sepultó Apollo y puso a la NASA a trabajar en el programa que daría origen a los transbordadores”, destacó que el fin del ciclo fue más de índole político que monetario.

De ahí que Apollo 18 sea considerada otra obra de ficción apegada al estilo de La brúja de Blair. Apoya los sustos en el repetitivo diseño sonoro.