Cambia audiencia: demanda telenovelas cortas y modernas

Cambia audiencia: demanda telenovelas cortas y modernas
Por:
  • raquel_vargas

Los mexicanos están cambiando la forma en la que ven la televisión. Una encuesta publicada recientemente por el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) revela que mientras casi el 50 por ciento de los entrevistados señaló que contrató cable para tener más opciones, el 13 por ciento no le gusta el contenido de los canales de TV abierta. Esta situación podría representar un peligro para el máximo género de la televisión mexicana: las telenovelas.

Del 2014 a la fecha los canales de televisión abierta en México han transmitido 29 telenovelas, de ellas sólo seis están hechas a partir de historias originales, el resto son adaptaciones o remakes de éxitos pasados.

En 66 años de historia de telenovelas en México “han cambiado algunas cosas: ahora son más cortas, tipo series; pero hay otras que no, y que yo quisiera que sí cambiaran, como la forma de escribir”, señaló Victoria Ruffo, durante la presentación de Las amazonas, el pasado 11 de mayo.

Entre 2010 y 2013 TV Azteca produjo, en promedio, cinco telenovelas al año; en 2014 sólo realizó dos y actualmente todas las que tiene en pantalla son extranjeras o retransmisiones. Mientras que los productos de Televisa tenían un promedio de 153 capítulos al principio de la década, El hotel de los secretos consta de 80 episodios, Corazón que miente tiene 70, y Las Amazonas tendrá 62.

Para la protagonista de La fiera y La madrastra no es que no haya escritores mexicanos capaces de renovar el género, sino “que hace falta que les den la oportunidad. La base de todo es una buena historia. Es cierto que no hay nada nuevo bajo el sol, pero se debe darle la vuelta, una nueva visión y hay gente para ello. Hace falta arriesgarse”.

Sin embargo, Salvador Mejía, productor de Las amazonas —basada en un original venezolano de 1985—, los remakes atienden a un grupo específico del público: “No podemos dejar a las señoras que compran jabón, son el 40 por ciento de los espectadores y a ellas las tenemos, pero conectamos con los millennials al meter contenido digital, si no, no sale”.

Para el ex titular de la Dirección de Telenovelas de Televisa —cargo que desapareció con la reestructuración que hizo esa empresa— “no es que no haya escritores, los tenemos, pero son versionistas, ya que tenemos la reserva de historias más grande del mundo, ese material tenemos que utilizarlo”.

Para Diego Lizarazo, investigador de la UAM: “de alguna manera la narración tiende a ser repetitiva. Contar algo significa seguir cierta secuencia y hay temas que a los seres humanos nos importan: el amor, la vejez, la muerte, la soledad, entre otros”.

“Pero eso no significa que no podamos distinguir la originalidad que es esa capacidad de plantear de formas nuevas, temas estructurales significativas”, agregó el autor de Semántica de las imágenes.

El especialista expresó: “La telenovela es un producto mediático, está organizada según la lógica, las posibilidades y las necesidades de la industria que la produce. En nuestro país han tenido éxito en términos de su interés por el público y su rentabilidad, la cual está basada en una estructura que exige muy poco esfuerzo creativo y de inversión y garantiza el éxito”.

Estos elementos “originaron en México una industria mediática muy perezosa por una parte y, por otra, con muy poca capacidad de riesgo. No arriesgan temáticas, formatos, soluciones, sino que esperan que todo les funcione, por eso no sólo el remake, sino también la copia de lo que funciona en otros contextos, por eso aquí el género evoluciona tan poco”.

Mi corazón es tuyo, Hasta el fin del mundo, Las Bravo, Amores con trampa, La vecina, Caminos de Guanajuato y Gran hotel son las versiones que se han hecho en este país de seriados originales de España, Argentina, Chile y Colombia.

La Reforma en Telecomunicaciones ha generado que cada vez más mexicanos tengan acceso a Internet. Se estima que los servicios on demand como los que ofrece Netflix son usados por uno de cada cuatro internautas en territorio nacional, además de que el GCE, reveló en su encuesta que el 23 por ciento de sus entrevistados tienen contratado el servicio.

Con estos cambios en la forma de ver televisión “la lógica de la televisión abierta para producir sus contenidos, es casi suicida, porque está en una crisis global por todas las alternativas de la programación a la carta. Siguen reiterando sobre las mismas estructuras, apostando a su hegemonía, pero eso tiende a desaparecer. Por no arriesgar están corriendo un riesgo mucho más amplio que probablemente tenga consecuencias en los próximos 10 o 15 años”, concluyó Lizarazo.

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