Cómprame un revolver, la pesadilla social de un futuro que es hoy

Cómprame un revolver, la pesadilla social de un futuro que es hoy
Por:
  • jesus_chavarria

Una niña de diez años llamada Huck que tiene que hacerse pasar por niño para no ser secuestrada. Esto mientras vive con su padre, quien es un adicto encargado de cuidar el parque de béisbol al que suelen ir a jugar los integrantes de uno de los carteles que dominan el territorio, y en el que por cierto, unos niños marginados merodean como aves de rapiña, escondiéndose de los adultos y generando sus propias creencias. Muchos podrían pensar que se trata de la trama de una película tremendista sobre la violencia que se vive en México y Latinoamérica. Sin embargo en las manos del otrora director de la poco convencional Las Marimbas del Infierno (2010) y la interesante Te prometo Anarquía (2015), se convierte en el punto de partida para un obra retorcida de tintes fantásticos en donde los elementos que rayan en lo extraordinario sirven para enfatizar la brutalidad de una sociedad cínica que se regodea en la violencia y las convenciones más absurdas.

Así, mientras las secuencias que por momentos lucen un espíritu muy cercano al testimonio periodístico, se van enlazando para darle forma a un universo atemporal pero extrañamente cercano a nuestra realidad, el relato adquiere un marcado aire de evocación por la inocencia perdida, gracias a la voz en off de la protagonista, que funciona de forma muy similar a los cuadros de pensamiento de los cómics, que convierten al espectador más en un cómplice de su reflexión interna, que de las acciones que ejecuta, en este caso impulsada por una ingenuidad encantadora que milagrosamente sobrevive a un contexto de completa decadencia.

Es cierto qué hay artificios visuales sorpresivos -por ejemplo la forma como en una escena se muestran los cuerpos tirados después de una masacre-, sugerentes, efectivos y muy disfrutables, pero que no corresponden del todo al lenguaje que plantea durante la película, amén de que el desarrollo pierde fuerza cuando algunos pasajes se alargan de más por lo escaso del sustento argumental correspondiente, pero eso se compensa con la fuerza de los diálogos, la intensidad emocional que los sostiene, la tensión que se estira pero no se rompe en los momentos en que la integridad de la niña se ve amenazada, y los tintes de poesía desencantada de las imágenes fotografiadas por el talentoso Nicolas Wong. Proyectada dentro de la Quincena de Realizadores en el Festival Internacional de Cannes, Cómprame un Revolver de Julio Hernández Cordón -quien también se hace cargo del guion-, es una descarnada y retorcida mirada a un futuro distópico y violento, que por desgracia ya permitimos que nos alcanzara.

http://www.youtube.com/watch?v=uxS0mDntO2E