Jojo rabbit, una encantadora sátira de la guerra

Jojo rabbit, una encantadora sátira de la guerra
Por:
  • jesus_chavarria

A pesar que se trata de una película sumamente galardonada y querida por el público, en su momento algunos de los descendientes de las víctimas del holocausto consideraron a La vida es bella (1997) como una falta de respeto; pero otros resaltaron que el humor fuera la herramienta ideal para revelar los matices de la tragedia. Hoy un nuevo ejemplo de ello llega a la cartelera de nuestro país: JoJo Rabbit, cinta basada en El cielo enjaulado, libro de Christine Leunens. Destila encanto y ternura de principio a fin.

Seguimos los pasos de Jojo, un niño que, durante la Segunda Guerra Mundial, es creyente de los ideales nazis, incluso pertenece a una de las organizaciones juveniles del partido, además de que tiene como amigo imaginario ni más ni menos que a la figura de Hitler. Lo insólito de la propuesta es evidente y resulta más que adecuada para que alguien como Taika Waititi —Thor Ragnarok (2017)—, quien además de dirigir se reserva el papel de esta caricaturesca versión del Führer, de rienda suelta al desenfado que acostumbra y goce de lo lindo, aunque manteniéndose en un tono un tanto ligero para aprovechar al máximo el punto de vista infantil, del cual se sirve para ir delineando una sátira que expone lo absurdo de la naturaleza de la guerra y lo ridículo que llegan a ser las motivaciones del odio y la intolerancia.

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La comedia, que por momentos se nutre de la gestualidad del clown, ofrece códigos claros y resulta súmante refrescante, lo cual se refuerza con el uso de una propuesta cromática con aire retro muy similar al sello visual que ha consolidado el realizador Wes Anderson —Moonrise Kingdom (2012)—. En contraste, es sólo cuando apunta con tibieza hacia un tono más adulto, que algunos chistes no caen en tiempo y pierde cierta consistencia, lo cual tampoco permite que la crítica del discurso vaya más a fondo y tenga toda la contundencia.

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Aun así, la película se sostiene con base en el encanto de las situaciones y personajes que resultan inolvidables, como el del otro niño que roba pantalla, quien, con una honestidad irresistible, encarna la inocencia que luego veremos será rebasada y transgredida por la realidad, cuando el relato se encamina hacia los terrenos del drama en los que, pese a lo abrupto del cambio en la relación del protagonista con su ya mencionado amigo imaginario, termina por encontrar toda la fuerza emotiva para detonar en el espectador.

Para lograr tal transición son piezas clave la niña judía con la que habrá de encontrarse el niño, y que, por supuesto refiere a la entrañable figura de Anna Frank; así como su madre, encarnada con sobriedad y frescura por una Scarlett Johansson más lúcida que nunca, a quien vemos que hace lo mejor que puede por amarle y proteger su ilusión, sin coartarle sus convicciones, dejándole recorrer su propio camino y cometer sus propios errores.

Así pues, la nominada a los inminentes premios Oscar, JoJo Rabitt, termina por renunciar a la mala leche que prometía de principio y que caracteriza la obra original —mucho más atrevida, incómoda y poderosa—, quedándose sólo en la reflexión amable; pero es en ese asentido que funciona a la perfección y resulta tan conmovedora y divertida, que seguramente se ganará por completo el corazón del público en general.

Jojo Rabbit

Director: Taika Waititi

Género: Comedia dramática

Año: 2019