Llega la más filosófica y cara de la saga Alien

Llega la más filosófica y cara de la saga Alien
Por:
  • carmen_l._lobo

Una compañera del grupo que formamos para entrevistarlo rompe el hielo y comenta una posible lectura de la película los peligros del nazismo y el extremismo.

No podemos añadir datos para que nada trascienda. Michael Fassbender se ríe un poco, enmudece enseguida; no dice ni palabra, encoge los hombros y luego de unos segundos suelta: “Yo no lo veo en este filme”. Fin de la historia, adiós. Y, por si no nos quedó claro, la manager o acompañante o amiga o quien sea del actor añade que “sólo preguntas acerca de Alien: Covenant”.

En el fondo, no le falta razón a la periodista, existe ese posible paralelismo, pero hay que seguir pues no tenemos tiempo para casi nada. La nueva entrega de la serie creada por Ridley Scott se estrena hoy y ya circulan por Internet incontables críticas a favor y en contra, lo que suele pasar cuando el público espera la llegada de una superproducción.

En ella, Fassbender es de nuevo David, el demasiado humano y potencialmente peligrosísimo robot de Prometheus (2012), anterior cinta de la saga. Recordemos el argumento: finales del siglo XXI. Un grupo de científicos y exploradores emprende un viaje espacial de más de dos años hacia un remoto planeta recién descubierto, donde su capacidad física y mental será puesta a prueba nadie sabe hasta qué punto. El objetivo de la misión es encontrar respuesta al mayor de los misterios: el origen de la vida en la Tierra. Ahí viene Covenant.

Ambiguo y siniestro. Junto al ambiguo y siniestro David aparece ahora Walter (ambos encarnados por Fassbender), un sintético de última generación, sofisticado, sin sentimientos. Curioso: a mayor perfección de la máquina, menos vestigios de nosotros mismos, los auténticamente salvajes de la galaxia.

“Cuando ves Prometheus desde un primer instante te das cuenta de que David es un androide, lo quise reflejar en los movimientos... Me inspiré para la voz y sus modulaciones en Hal 9000 y en Bowie para el aspecto físico.

Walter, sin embargo, resulta muy distinto, posee diferentes cualidades, no recuerda a un mortal, y es más frío, más lógico... Pretendí buscar que el espectador vea en el rostro de este segundo que no refleja nada, que no se sabe qué piensa. Digamos que David es muy expresivo, exagerado y con maneras teatrales, y Walter analítico, tiene cero emociones”, confiesa el protagonista de X-Men.

En cuanto al profundo contenido filosófico que le ha inoculado Ridley Scott a los dos últimos títulos y que antes apenas poseía la saga, junto a la vertiente puramente terrorífica con que ya contaba, Fassbender dice que le atraen ambas. «

“Las dos deben buscar lo mismo, entretener, pero lo curioso y lo mejor es que este trabajo tenga acción, provoque auténtico miedo y plantee cuestiones interesantes sobre la creación, nuestra procedencia, la Inteligencia Artificial. En el fondo somos una amenaza para nuestro propio planeta”, afirma.

Hay otro asunto interesante en Alien: Covenant, su posible interpretación en clave religiosa: igual que en el Arca de Noé, la nave que trasporta 2,000 colonos en un prolongado sueño inducido, la tripulación y los numerosos embriones rumbo a un remoto planeta al otro lado de la galaxia para repoblarlo, van por parejas, todo custodiado por Walter. Pero David está obsesionado con la idea de dar vida, de convertirse en otro Todopoderoso (“se cree artista, y cultiva la música, la pintura, habla de literatura, y está obsesionado con la búsqueda del organismo perfecto”, apunta Fassbender), y Walter, programado para jamás hacer daño a quienes protege. Podrían representar el mal y el bien, las dos caras de cualquier ser humano, aunque no lo sean.

“Se trata de una correcta interpretación; no obstante, sobre todo, la cinta analiza el contraste entre la fe (que encarna el personaje de Oram) y la ciencia (representada en la jefa de operaciones Daniels y la predecesora de la inigualable teniente Ripley)”.

Hay quien ha señalado que Alien: Covenant supone una evidente vuelta a los inicios, de ahí que guarde más parecido y remita fundamentalmente a la primera película de 1979 y menos a Prometheus.

“Fue un esfuerzo consciente retomar el ADN de la original, hemos vuelto porque los fans al Alien en Prometheus”, admite.

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