Midsommar, el terror no espera la noche y no siempre es para dar gritos

Midsommar, el terror no espera la noche y no siempre es para dar gritos
Por:
  • jesus_chavarria

Si algo dejó en claro Ari Aster con Hereditary –su llamativa producción de 2018– , fue su enorme capacidad para hacer surgir el miedo de las entrañas de una pieza proveniente de otro género, en aquella ocasión un demencial drama familiar; cuál si se tratara de una herida infectada a la que va apretando poco a poco, hasta que los fluidos podridos explotan y lo inundan todo. Un ejercicio que repite en Midsommar -que lleva el pretencioso agregado “El terror nos espera la Noche”-, con la gran diferencia de que esta vez si mantiene el pulso hasta el final, dejando de lado salidas fáciles, para deambular con pasmosa lucidez por los parajes del terror folk, sin hacer de la oscuridad su cómplice principal, cómo suele suceder con este tipo de películas, apostando por un universo cuidadosamente elaborado, salpicado de símbolos y rituales que reflejan la retorcida belleza de los cultos insanos; logrando que hasta el brillo del sol reflejado sobre las flores o la caricia del viento resulten inquietantes.

La trama, que sigue los pasos de una pareja que se une a un grupo de amigos para participar de un festival ritual que se realiza cada noventa años en una remota comunidad de Suecia, lo que por supuesto resulta en una pesadilla, se desarrolla con sádica paciencia, estirando viscosos puntos de tensión sostenidos entre secuencias de forzada naturalidad y enfermiza belleza, resultado de una calculada conexión con la patología de sus personajes, destinados a sumergirse en un pasaje febril que se alimenta por igual de lo pagano y lo sagrado.

Destaca por supuesto las atmósferas veraniegas que sofocan de tan idílicas que son, además de la construcción de un tiempo narrativo desconcertante y un manejo emocional anti climático que incomoda, asusta e intriga. En contraste, resulta curioso que a pesar de todo, la propuesta recurra a ciertos convencionalismos, como el que algunos de sus protagonistas lleven a cabo determinada acciones, a pesar de que se encuentran con señales evidentes de que habrán de resultar fatales, lo cual por breves momentos le hace predecible.

http://www.youtube.com/watch?v=1Vnghdsjmd0

Sin embargo, estos son detalles mínimos en relación a la efectividad de lo que sin duda es un pasaje perturbador y enfermizo, que por si fuera poco se da el lujo de dimensionar las implicaciones y excesos de la necesidad humana de establecer lazos y hacer comunidad, para utilizarlos como detonadores de un vehículo de terror implosivo, que llega para ofrecer una interesante variante al género. Así pues, aquellos que buscan algo más que los clásicos sobresaltos en el cine, Midsommar: el terror no espera la noche, es su opción.

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