Raúl Servín, integrante del colectivo Guerreros Buscadores, señaló que el hallazgo de tres hornos crematorios clandestinos en un rancho de Teuchitlán, Jalisco, ha dejado al descubierto una “escalofriante realidad” de exterminio de personas sin que la autoridad intervenga.
Señaló que el colectivo del cual es parte recibe llamadas todos los días, pero este lugar en particular hizo mella y causó curiosidad, dado que durante días anteriores estuvieron recibiendo llamadas anónimas que los llevaron al sitio donde se descubrieron “actos escalofriantes”.
“Lo más preocupante es que el lugar había sido intervenido por las autoridades en septiembre de 2024, pero nunca se colocaron sellos de aseguramiento, lo que permitió que siguiera en funcionamiento. Varias personas fueron torturadas ahí, tristemente a esas personas les quitaron la vida y, digo, porque a final de cuentas encontramos muchos indicios”, señaló.

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- El Dato: según la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas (CNB), entre 2006 y 2023 se han encontrado más de cinco mil fosas clandestinas en México.
El padre buscador indicó que en ese lugar encontraron llaves, ropa, calzado y cosas de uso personal, las cuales sugieren que pertenecieron a las personas que fueron localizadas en el lugar, sin que hasta ahora se sepa “cómo es que llegaron ahí, como sucede a diario con los miles de desaparecidos en este país, que lamentablemente sólo se suman a las listas”.
Afirmó que, a pesar de que el lugar es altamente visible, la Fiscalía de Jalisco no los había detectado en una intervención que se realizó previamente, pero fue el colectivo el que encontró restos óseos que estaban fragmentados, lo que resultó triste para las familias, ya que eso complica la identificación de las víctimas.
“Fue una búsqueda bastante peligrosa (...) Es demasiado peligroso, la verdad, ya que últimamente por esa zona ha habido muchos enfrentamientos entre el crimen organizado y autoridades. Ser buscador no es cosa fácil, pero ante lo que han dejado de hacer las autoridades, nosotros estamos actuando”, expuso Servín.
De acuerdo con el último reporte oficial, emitido por la fiscalía del estado, se han contabilizado cinco lotes de restos óseos y 400 prendas.
Raúl Servín forma parte del colectivo que es conformado por padres o familiares de desaparecidos en Jalisco. Su hijo, quien lleva su mismo nombre, desapareció hace siete años, cuando tenía 18 años, y fue visto por última vez en el fraccionamiento Los Cántaros, en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga.
Por lo anterior, expresó que “esta búsqueda no va a parar y no sólo la de mi hijo, sino también la de los miles de jóvenes que un día de repente, ya no vimos no sólo en este estado, sino en el país”.
Con la voz entrecortada, manifestó que si tuviera enfrente a su hijo le diría cuánto lo ama y cuán difícil es la vida sin él. Aún conserva la esperanza de encontrarlo con vida y, pese al hallazgo de las fosas, reconoció que sólo le gustaría quae esté donde esté, “se sienta en paz y sabiendo que no dejará de buscar”.
Finalmente, apuntó que es necesaria la ayuda federal para enfrentar “la situación alarmante que vive el estado”.

