Se habría reunido con El Barbas y La Barbie

Agentes dan cuenta de reuniones de García Luna con El Barbas y La Barbie

Testifican uno mexicano y otro de la DEA sobre nexos con Cártel de Sinaloa y los Beltrán; había encuentros en restaurante enfrente de la embajada de EU

Boceto de García Luna durante su audiencia del pasado 30 de enero.
Boceto de García Luna durante su audiencia del pasado 30 de enero.Foto: Reuters
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A gentes federales de México y Estados Unidos aseguraron ayer que entre capos de los cárteles de Sinaloa y los Beltrán Leyva había vínculos con Genaro García Luna y se dieron reuniones con él, mientras era secretario de Seguridad Pública.

Francisco Cañedo Zavaleta, expolicía federal mexicano, aseguró haber visto a García Luna en reuniones con Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, y Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, mientras que Miguel Madrigal, agente activo de la DEA, sostuvo que desde el 2010 esa agencia tenía conocimiento de los vínculos entre el exsecretario y los cárteles, y afirmó que incluso se sabía que en un restaurante ubicado frente a la Embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México se hacían las reuniones entre narcotraficantes y funcionarios para pactar los sobornos.

Durante su testimonio en la audiencia celebrada en la Corte del Distrito Este de Brooklyn, en Nueva York, el expolicía federal señaló que la reunión de García Luna con El Barbas y La Barbie se habría dado el 19 de octubre del 2018 en el fraccionamiento Los Limoneros, en Cuernavaca, Morelos, luego de que los capos entraron al sitio y, detrás de ellos, en un vehículo, el exsecretario. Ante tal escenario, optó por retirarse del lugar, por miedo al ver la magnitud de las personas que ahí estaban.

A pregunta de la Fiscalía de Nueva York sobre si hubo represalias tras en su momento haber hecho público el caso, el testigo respondió: “Me consignaron e involucraron en varios delitos como narcotráfico, evasión de reos, delincuencia organizada, entre otros. Fui detenido por mis superiores, me remitieron a la SEIDO, me arraigaron por 80 días y me mandaron al penal de Puente Grande; al final, salí absuelto de todo”, detalló.

El agente dijo que quiso realizar una denuncia formal y por ello se acercó a la entonces diputada Layda Sansores, quien recomendó hacer un texto anónimo, que enviaron a la revista Proceso; sin embargo, tras el episodio terminaron acusándolo.

Cañedo es el primer testigo del juicio en contra del exsecretario mexicano en señalar directamente a García Luna de haberse reunido con integrantes del crimen organizado. El contrainterrogatorio para éste tendrá lugar el próximo lunes.

Al rendir su testimonio, el agente de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) —quien colaboró con las autoridades mexicanas del 2008 al 2015— Miguel Madrigal aseguró que había antecedentes de que Genaro García Luna tenía nexos con el Cártel de Sinaloa desde que Sergio Villarreal, El Grande, fungía como policía de Tamaulipas, antes de adherirse a las filas del cártel.

Además, afirmó que vio en un video el auto del entonces comandante de la Policía Federal, Édgar Bayardo, estacionado en la casa de El Rey Zambada, aunque no recordó la fecha exacta de esto.

Miguel Madrigal narró que El Grande le mencionó —tras su captura— que tenía información sobre García Luna y los sobornos que se hacían en ese tiempo.

Antes de los testimonios de los dos agentes, Harold Poveda, El Conejo, un narcotraficante colombiano vinculado a Los Beltrán y al Cártel de Sinaloa, terminó su testimonio ayer, al señalar que teme por su vida y por ello no desea regresar a México, pues según él hay altas probabilidades de que lo asesinen.

En su declaración, reconoció que nunca se encontró personalmente con Genaro García Luna y tampoco le pagó por sobornos de manera directa, pues en esos momentos lo que sabía del exfuncionario era lo que le comentaban los líderes de los cárteles.

El miércoles, el capo colombiano aseguró que tuvo conflictos con El Rey Zambada, por considerar que lo traicionó, luego de ser capturado en el 2010; sin embargo, aclaró que hizo las paces tiempo después, al encontrarlo en Washington cuando acudía a declarar en el juicio contra Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo.