Desplazados sirios, en alerta por posible brote

Desplazados sirios, en alerta por posible brote
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En el noroeste de Siria, donde las personas desarraigadas por la guerra colman el terreno con cientos de campamentos, médicos de la Organización de Naciones Unidas, voluntarios y trabajadores humanitarios temen que el coronavirus se propague ampliamente si llega a un país con su sistema de salud en ruinas.

Las brigadas de apoyo en la zona devastada por la guerra civil y la lucha contra grupos terroristas advirtieron que, a pesar de que no se han registrado casos en Siria, los campamentos no soportarán un brote del nuevo Covid-19, ya que los hospitales ni si quiera alcanzan a responder a enfermedades básicas, después de 11 años en conflicto armado.

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Omar Hammoud, un médico de la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), advirtió a la agencia Reuters que aún no se ha elaborado un plan claro para que el noroeste sirio —el último gran bastión insurgente contra el gobierno— enfrente un eventual contagio de coronavirus.

En Medio Oriente, Irán ha sido el más afectado, con alrededor de 9 mil personas infectadas y 354 muertes. Turquía, que limita con el noroeste de Siria y que tiene fuerzas militares estacionadas en su frontera, ya confirmó su primer caso, el pasado martes.

Ayer, la Organización Mundial de la Salud informó que sólo la mitad de las instalaciones sanitarias permanecen operativas en el noroeste sirio, donde los enfrentamientos obligaron a huir a cerca de un millón de personas desde diciembre.

"Si el virus se propaga en estos campos, controlarlo sería muy difícil, con las carpas tan cerca una de la otra. No hay una distancia segura entre las personas aquí, hay superpoblación”

Omar Hammoud

Médico humanitario

El desplazamiento de familias en esa región se agudizó a finales del año pasado, cuando Estados Unidos ordenó la retirada de sus tropas, que amparaban a las comunidades kurdas, que lo ayudaron a derrotar al Estado Islámico. Los kurdos fueron invadidos por Turquía, apenas los estadounidenses se marcharon, por lo que la crisis humanitaria se recrudeció.

Ahora, muchos viven en campamentos improvisados y duermen al aire libre en una región donde gran parte de la población ya había huido de batallas en otras partes de Siria.

“Si el virus se propaga en estos campos, controlarlo sería muy difícil, con las carpas tan cerca una de la otra. No hay una distancia segura entre las personas aquí, hay superpoblación”, denunció el médico de la ACNUR a la agencia.

Las brigadas sanitarias, que recibieron guantes y máscaras de algunos grupos de ayuda, comenzaron a revisar a pacientes, desinfectando todo lo que pueden e informando a los residentes del campamento sobre los síntomas del Covid-19, para que estén listos.

La organización benéfica Islamic Relief, con sede en Reino Unido, advirtió que la atención médica en Idlib, una ciudad ubicada al noroeste, ya estaba “al borde del colapso”.

La población sufre de desamparo masivo y enfermedades crónicas, cardíacas y diabetes, así como lesiones traumáticas a raíz del conflicto, señaló la asociación en un comunicado.

“El sistema inmunológico de las personas se ha visto sistemáticamente desgastado por la violencia armada y los años de desnutrición y pobreza. Las condiciones son abundantes cuando simplemente no tenemos los recursos que nos permitan manejar el brote”, anotó la ONG.