El Salvador celebra la beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero

El Salvador celebra la beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero
Por:
  • larazon

Foto: AP

El arzobispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero fue beatificado por la Iglesia católica el sábado en una emotiva ceremonia que elevó al controvertido sacerdote a la categoría de beato y mártir de la fe, treinta y cinco años después de que fuera asesinado.

Bajo un inmenso halo solar que surgió repentinamente en el cielo, decenas de miles de personas vibraron el sábado durante la ceremonia de beatificación de quien fuera el férreo defensor de campesinos y trabajadores, y cuya muerte sumió a El Salvador en una cruenta guerra civil de doce años.

"La figura de Romero continúa viva y dando consuelo a los marginados de la tierra", dijo el Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos del Vaticano, cardenal Angelo Amato, durante la homilía. "Su opción por los pobres no era ideológica, sino evangélica. Su caridad se extendía a los perseguidores".

La beatificación constituye el primer paso hacia una posible canonización, aunque muchos en San Salvador ya le acreditan milagros y se refieren a él como "San Romero de las Américas".

Fieles católicos de todo el país, muchos de ellos provenientes del campo, acudieron a la ceremonia, sostenían imágenes de Romero y portaban las banderas blancas y amarillas del Vaticano.

"Sus palabras quedarán para la eternidad", dijo a The Associated Press Marlene Sánchez, una empleada de 26 años.

El Prefecto exhortó a los salvadoreños a que la beatificación "sea una fiesta de paz, fraternidad y perdón... Beato Romero, ruega por nosotros", dijo.

Muchos jóvenes, la mayoría nacidos después del asesinato del arzobispo, contaban que conocieron la vida y muerte de Romero a través de sus abuelos, padres y por los sacerdotes de las parroquias de las comunidades.

En vida, Romero fue amado por los pobres, a quien defendió con pasión, y fue odiado por los conservadores del país que lo consideraban demasiado cercano a los movimientos de izquierda, que, a su vez, no lo aceptaban ni querían porque había sido amigo de la élite y las Fuerzas Armadas.

"En ese hermoso país centroamericano, bañado por el Océano Pacífico, el Señor concedió a su Iglesia un Obispo celoso que, amando a Dios y sirviendo a los hermanos, se convirtió en imagen de Cristo Buen Pastor. En tiempos de difícil convivencia, Monseñor Romero supo guiar, defender y proteger a su rebaño, permaneciendo fiel al Evangelio y en comunión con toda la Iglesia", dijo el papa.

La beatificación del arzobispo asesinado el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa fue objeto de polémica al interior de la iglesia local y en el Vaticano, así como en una polarizada sociedad salvadoreña que aún no supera los problemas que originaron la guerra civil (1980-1992) y de la cual el magnicidio de Romero fue uno de los detonantes.

El Vaticano divulgó una carta enviada por el papa Francisco al arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, que fue leída en el acto.

El Pontífice enfatizó en que el ministerio de Romero "se distinguió por una particular atención a los más pobres y marginados. Y en el momento de su muerte, mientras celebraba el Santo Sacrificio del amor y de la reconciliación, recibió la gracia de identificarse plenamente con Aquel que dio la vida por sus ovejas".

"La voz del nuevo Beato sigue resonando hoy para recordarnos que la Iglesia, convocación de hermanos entorno a su Señor, es familia de Dios, en la que no puede haber ninguna división... A esto es a lo que está llamada hoy la Iglesia en El Salvador, en América y en el mundo entero: a ser rica en misericordia, a convertirse en levadura de reconciliación", afirmó Francisco.