Londres y Bruselas… más cerca... de alejarse

Londres y Bruselas… más cerca... de alejarse
Por:
  • alejandro-galindo

El viento intenso de la división apagó dos veces el fuego del Brexit en el año que termina, después de tres largos y agotadores años de agitados debates, Reino Unido no pudo avanzar más allá del terreno de la indecisión. Pero una última movida política, ya en los últimos días de 2019, el gran divorcio europeo, el primero en casi medio siglo de integración, es un hecho.

A pesar de que aún queda el periodo de transición y negociaciones para la relación futura, el Brexit tiene una cita ya impostergable el próximo 31 de enero. El hecho de que la fecha tenga más certidumbre que la original, 29 de marzo, o la segunda oportunidad, 31 de octubre, obedece a dos momentos clave que establecieron condiciones para creer que la tercera será la vencida: Boris Johnson, el nacionalista y conservador primer ministro, superó las expectativas, al lograr no sólo una victoria en las elecciones adelantadas del pasado 12 de diciembre sino al hacer que su partido, ahora con mayoría absoluta en el Parlamento, ratificara su plan de salida con una facilidad que meses atrás sería imposible.

"El territorio estaba libre de fronteras, pero en el momento en que se ponga una barrera, el problema se puede reactivar”

Manuel M. Justo

Experto de la UNAM

Los recientes comicios generales ofrecieron, más allá de reafianzar el poder de Johnson, el llamado Trump británico, una lectura de lo que quiere el pueblo: salir de la Unión Europea, sin importar cómo. Y es que haber elegido la carta de Johnson es respaldar sus planes y su programa de gobierno, que insiste en ejecutar el Brexit y no perdonar más demoras. Por esta razón no hace falta ya un nuevo referéndum, la ciudadanía habló y ahora le tocará asumir los costos de su decisión.

En entrevista con La Razón, el especialista en asuntos internacionales, Manuel Martínez Justo, director de la Facultad de Estudios Superiores Aca-tlán, reconoció que el hecho de contar con un acuerdo ratificado —lo aprobó la Cámara de los Comunes, pero falta otro filtro— reduce los riesgos que ya se perfilaban, más para Reino Unido que para los comunitarios europeos.

“Los efectos se reducen de manera sustancial, pues, en sí, el peligro no es un divorcio voluntario (con acuerdo), sino uno necesario (sin acuerdo)”. En este último caso, “ahí sí las cosas se podrían poner complicadas, desde el punto de vista comercial, financiero, político, jurídico, de seguridad, social…”.

De manera positiva, agregó, Gran Bretaña tendrá la oportunidad de entrar en un margen más amplio de maniobra, para manejar su política económica y los tratados internacionales que desee hacer, algo que le impide su pertenencia a la Unión Europea.

“Ellos podrían devaluar libremente su moneda, podrían firmar sus acuerdos comerciales con Estados Unidos, por ejemplo, ellos podrían hacer pactos con China, etcétera”, y, en otro aspecto clave para un país con liderazgo internacional, “también podrá moverse en las alianzas militares o geopolíticas que más les convenga”.

Aun con un acuerdo, apuntó el experto de la Universidad Nacional Autónoma de México, existe una factura inevitable que los británicos tendrán que cubrir, pues “se perderán de un jugoso mercado de alrededor de 450 millones de personas en la Unión Europea y sus productos y servicios tendrán que mirar a otro lado”, a reserva de que se llegue a un acuerdo posterior, que, se espera, quede listo en el periodo de transición de 11 meses que viene después de que el Brexit se haga efectivo.

Y en el ámbito político, el riesgo de volver a un conflicto social entre Irlanda del Norte (que pertenece a Reino Unido) y la República de Irlanda es latente.

Hasta ahora, observó Martínez Justo, el fantasma de un pasado no muy lejano, en el que católicos y protestantes, partidaros de la Corona y unionistas irlandeses se enfrentaron a muerte, podría volver con la posibilidad de que las Irlandas queden separadas por una frontera física, ya que la Irlanda británica quedará fuera de la UE y la Irlanda independiente seguirá en el club continental.

"Los más jóvenes se quedaron fuera de una decisión: la de pertenecer a uno de los bloques más fuertes del mundo”

Claudia Márquez

Internacionalista

“El problema no era tan visible porque el territorio estaba libre de fronteras, los irlandeses pueden ir y venir libremente, pero en el momento en que se ponga una barrera, el problema se puede reactivar”, advirtió.

Otro reto que viene en puerta es Escocia, nación constitutiva de Gran Bretaña que ha expresado su deseo de permanecer en la Unión Europea. La región del norte del país, que alguna vez tuvo un reino independiente, ha mostrado ahora más interés por lanzar un nuevo referendum de independencia para abandonar la hermandad con Londres y continuar ligada, como la República de Irlanda, al resto del bloque.

Ni Irlanda ni Escocia, apunta por otro lado la académica Mayadevi Rodríguez, quedaron conformes con el acuerdo de salida de Boris Johnson, quien, a pesar de garantizar que no habría fronteras físicas, no podrá negar el establecimiento de controles aduaneros. “Se tienen qué implementar, va a afectar en la movilización de bienes y de personas, estos establecimientos, al final, se traducen en separación y estas regiones no lo van a tolerar”.

La experta Claudia Márquez asegura que la ejecución del Brexit es un suceso que iba a pasar tarde o temprano. “Finalmente, Reino Unido históricamente no fue una nación que estuviera de acuerdo en entrar a la UE”; sin embargo, la decisión de abandonarla ahora sí, “deja el sentimiento de que los más jóvenes se quedaron fuera de una decisión importante, de pertenecer a uno de los bloques más fuertes y que hace contrapeso a EU. Reino Unido, aun con acuerdo, lo va a resentir en los próximos años”.

Con información de Evert G. Castillo