Oculta Perú más de 400 entierros de víctimas Covid

Centenares de fallecidos por Covid-19 en Perú fueron sepultados de manera clandestina, hecho que se reveló días antes de las elecciones de este 11 de abril.

A más de un año del primer deceso en la nación sudamericana por coronavirus, AP confirmó sin precisar el número total que autoridades sepultaron en secreto en Iquitos, en Loreto, región de la Amazonia, a estas víctimas de la pandemia, una de las más azotadas por el virus.

Tras hallar este campo de tierra roja, luego de las declaraciones de un residente que afirmó que en la zona había más de 300 cuerpos, afectados estiman que habría hasta 400 restos de víctimas que fueron trasladados, sin certeza de si son o no sus familiares.

Éste sería el primer caso en Latinoamérica en el que se oculta el destino de los muertos por la pandemia, a unos días de que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertara sobre la crisis que vive Sudamérica, la región más afectada a nivel mundial por el virus.

Presuntamente las autoridades del país que acumula 53 mil 978 decesos y un millón 617 mil casos aprobaron y notificaron a las familias que se realizarían las inhumaciones, sin revelar en dónde se haría, ante lo que cientos de deudos confiaron en que esto ocurrió en el cementerio local de San Juan, al que no tenían acceso debido a las restricciones.

Ante esta situación, las familias esperan que los cuerpos puedan ser exhumados para darles un mejor entierro.

Incluso, algunos ciudadanos dijeron que ya se habían enfrentado fallas en torno al entierro de las víctimas, pues les dieron la ubicación de la sepultura de su familiar de manera errónea; así fue el caso de Robert Lecca, quien dijo que después de un tiempo descubrió que el lugar en el que creía que descansaba su padre en realidad era otro, pues según un mapa elaborado por las mismas autoridades inicialmente se le indicó que estaba en la fila D34, pero luego corrigieron la información señalando que era la D38.

Dichas acciones se dieron ante las normas de cremar a todos los fallecidos, norma que ya no está vigente debido al colapso de hornos crematorios.

Entre estos casos de incertidumbre destaca el de una pequeña identificada como Andrea, quien acudió a la zona junto a su madre Glendy Hernández, por la duda de si su padre fue enterrado allí.

Ante este panorama, Hugo Torres, supuesto guardia del lugar clandestino, relató que al día enterraban hasta 50 cadáveres que llevaban en bolsas negras; algunos de éstos, precisó, fueron apilados en la misma tumba; sin embargo, por el incremento de defunciones tuvieron que hacer excavaciones con maquinaria especial para amontonar más cadáveres en espacios pequeños con hasta 15 metros de profundidad.

La agencia noticiosa dijo que buscó respuestas de las autoridades, pero hasta el momento no ha obtenido información sobre por qué se determinó hacerlo de manera clandestina.