Oligarcas se desmarcan del ataque; mueven propiedades

Presionados por sanciones y señalamientos mundiales, oligarcas rusos toman distancia del presidente Vladimir Putin al rechazar la guerra, que califican de tragedia, pero sin pronunciarse en su contra, presuntamente por temor a represalias, aunque ya protegen sus pertenencias fuera del país.

Luego de las sanciones y amagos de quitarles las ganancias amasadas como aliados del Kremlin, integrantes de la élite rusa alzaron la voz contra la incursión militar en Ucrania que comenzó hace una semana al afirmar que no tienen ningún nexo con las decisiones políticas.

Y con una semana a cuestas de ataques siguen los pasos de líderes empresariales como Mijail Fridman, quien advirtió que la tragedia sólo dejará múltiples bajas y clamó por “detener (la guerra) lo antes posible” para evitar el derramamiento de sangre, y del empresario Evgueny Lebedev, quien usó la portada de su diario británico Evening Standard para implorar “detenga la guerra” mostrando en la edición del 1 de marzo imágenes de las víctimas del conflicto que estalló después de semanas de tensiones. Cabe destacar que ambos radican en Gran Bretaña, territorio que ha lanzado sanciones contra la nación euroasiática y presuntos cómplices.

Al respecto, Fridman —quien nació en Ucrania— descalificó que las restricciones en busca de revertir la invasión se extiendan contra ellos, a quienes denominan parte del círculo íntimo de Putin, pues sostuvo que nunca han tenido injerencia política y no causarán un impacto ahora, pese al congelamiento de fondos, bloqueos y cierre de su espacio aéreo.

Pero destaca que los pronunciamientos crecieron luego del mensaje del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en su contra tras tacharlos de corruptos, al advertir que su Departamento de Justicia confiscaría aviones, yates y departamentos de lujo, mismos que calificó de “mal habidos”, al detallar que los adquirieron por su complicidad con el Kremlin.

Y es que ayer el magnate del aluminio Oleg Deripaska, uno de los principales operadores energéticos en Siberia, y el banquero Oleg Tinkov, fundador del Alfa Bank, exhortaron a Putin a poner fin a la guerra, antes del pronunciamiento en las Naciones Unidas (ONU).

El primero de ellos usó una de las pocas plataformas disponibles en la región, Telegram, para promover la paz y el diálogo con Kiev, mientras que el segundo tachó de “inconcebible e inaceptable” la muerte de cientos de civiles y fue un poco más duro al exigir a su gobierno gastar dinero en algo mejor que una guerra.

Por separado, el presidente de Severstal, Alexei Mordashov, lamentó que una relación fraterna entre ambas naciones se haya convertido en un conflicto trágico. Asimismo, se dijo desconcertado de que la UE lo incluyera en la lista de sancionados al justificar “no tengo absolutamente nada que ver con las actuales tensiones geopolíticas”.

Y analistas coincidieron en que, aunque parece una tímida postura, los restringidos buscan salvarse del cerco, al enviar señales a Occidente de que repudian, como el resto del mundo, la invasión, pero sin aludir a Putin.

Más tarde, el gobierno alemán, de Olaf Scholz, dio el primer paso contra la élite al decomisar el yate de Alisher Usmanov, valuado en 600 millones de dólares.

Forbes reveló que la embarcación fue asegurada tras las sanciones impuestas en su contra por el bloque europeo y recordó que Usmanov ha sido señalado como presunto testaferro de Putin.

En torno a las superembarcaciones sacadas de Rusia, Reuters reveló que cinco fueron captadas en aguas de Maldivas.

De acuerdo con datos de rastreo de MarineTraffic, la embarcación Clio de Deripaska —sancionado por EU en 2018— fue reubicada ayer mismo en la región con acceso al océano Índico, al recordar que éste no tiene tratado de extradición con EU. Mientras que el yate El Titán de Alexander Abramov, cofundador de la acerera Evraz, se encuentra en esa nación desde el pasado 28 de febrero, tras la “operación de desmilitarización”.

Otras tres unidades de lujo, como El Nirvana, de Vladimir Potatin, fueron captadas en Maldivas, cuando hace unas semanas estaban en Medio Oriente.

Arrestan y retienen a niños en las protestas

Reportan que menores de entre siete y 11 años fueron reprimidos tras acudir a la embajada ucraniana en Moscú; van 7 mil personas detenidas en una semana

Ni la imagen infantil de pequeños con carteles de “no a la guerra” y portando flores evitó la represión en Rusia, pues niños de entre siete y 11 años de edad fueron detenidos en Moscú.

En el séptimo día consecutivo de movilizaciones en rechazo a la guerra, organismos defensores de derechos humanos denunciaron que la Policía se llevó a menores que externaron su apoyo a Ucrania al colocar flores frente a la embajada de esa nación en la región.

Y rápidamente circularon imágenes de ellos encerrados en un vehículo policial y en oficinas de gobierno, incluso se observa a una de ellas llorando.

La medida fue por participar en una movilización no autorizada en la jornada en la que hubo 324 detenidos en San Petersburgo y Novosibirsk por provocación y comportamiento agresivo, entre ellos adultos mayores como la activista Yelena Osipova de 70 años; con lo que la cifra de aprehensiones asciende a más de siete mil desde el pasado 24 de febrero.

El crítico Ilya Yashin cuestionó el abuso contra los niños que llevaban carteles de colores que ellos mismos pintaron al señalar “Ésta es la Rusia de Putin”, pues no distingue entre menores, pues éstos recibirán sanciones similares a los adultos si van en contra del gobierno.

Mientras que las madres y familiares de los pequeños denunciaron que los amenazaron con dejarlos por tiempo ilimitado lejos de ellas; por lo anterior, y defensores de los derechos humanos recordaron que los menores no pueden ser privados de la libertad por plazos que superen las tres horas, pero no se reportó cuánto tiempo estuvieron bajo la custodia de los uniformados.

Tras las denuncias, la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos demandó la liberación de quienes fueron detenidos sin justificación y el estricto respeto a los derechos humanos.