Rajoy busca pacto con Ciudadanos para formar un gobierno “estable”

Rajoy busca pacto con Ciudadanos para formar un gobierno “estable”
Por:
  • martha_rojas

Tras los resultados electorales del domingo pasado, el poder en España quedó estructurado en 4 fracciones. El presidente en funciones, Mariano Rajoy inició pláticas con las principales entidades parlamentarias para poder conseguir un “gobierno estable a un bajo costo político”.

“Rajoy buscará pactar con los partidos que se encuentran en tercer y cuarto lugar. Una alianza con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) le brindaría una mayoría irrebatible pero el costo político sería alto. Los socialistas de España se han pronunciado en contra de la investidura de Rajoy además de que se oponen a reformas que para el Partido Popular (PP) son primordiales.

De ahí se desprende que el partido gobernante intente formar una alianza que le permita elegir al presidente sin tener que perder su hegemonía, y en ese sentido Ciudadanos es la opción más viable”, aseguró a La Razón en entrevista vía telefónica, Gustavo Montiel, especialista en política internacional

Ayer, el jefe del Ejecutivo español llamó al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a usar “la responsabilidad y el sentido de Estado” a la hora de elegir al candidato que será investido. De la formación de izquierda depende que Rajoy pueda ser investido nuevamente y que el proyecto político que lidera siga vigente.

En las elecciones presidenciales el PP y el PSOE, perdieron alrededor de 5 millones de votos respecto al resultado de las elecciones de 2011. En ese entonces Mariano Rajoy asumió como jefe de gobierno en medio de una crisis económica y social sin precedentes.

España afrontaba no sólo una de sus peores recesiones sino también el desencanto del periodo gubernamental liderado por la izquierda socialista.

Cuatro años después los españoles parecen no haber recuperado la confianza en ese partido; el PSOE sólo consiguió 90 de los 350 curules que se disputaron.

El líder socialista Pedro Sánchez anunció que su partido se opone tajantemente a que Mariano Rajoy siga al frente del gobierno español, y aseguró que votarán “No” a cualquier candidato que sea presentado por el PP. Además mencionó que la formación no piensa abstenerse en la votación para conseguir un gobierno “estable”

“El PSOE, la izquierda de España lo que quiere es frenar las reformas estructurales que se implementaron durante los años de gobierno de la derecha. Por una parte los 90 escaños que obtuvo le aseguran un fracción visible de oposición y si el PP decide buscar un pacto con ellos podría ser sólo para elegir a quien será el nuevo presidente pero ello no significaría un pacto de Gobierno. A su vez esta disputa se traduciría en lucha recurrente al interior del Congreso”, afirmó Montiel.

Durante una reunión del PP a la que asistió el presidente de honor de la formación José María Aznar, Rajoy insistió en que ante el incierto futuro el PP, como primer partido ganador es el que debe intentar formar un gobierno estable

“El riesgo de que Rajoy pierda la investidura como presidente es mínima, el nuevo gobierno podrá formarse porque estratégicamente el PP cuenta con 123 escaños que para cualquiera de las formaciones es imprescindible, lo complicado radica en que se pueda formar un nuevo gobierno sin que eso implique graves costos políticos para el partido mayoritario” añadió Montiel.

Los costos según el especialista podrían verse reflejados en la política económica y el crecimiento español.

En este sentido es probable mencionar otros escenarios la primera opción es que el PSOE pacte con Podemos. En ese caso Pedro Sánchez, como segunda fuerza contará con el respaldo de Podemos. Pero ese apoyo no le bastará, por lo que necesitará convencer a otras fuerzas. Con los nueve escaños de Esquerra Repúblicana (ERC) y la abstención, por ejemplo, de la coalición de Convergència o de los partidos minoritarios, le bastaría para conseguir mas síes que noes. Incluso podría bastarle con la abstención de los republicanos catalanes y algún apoyo aislado.

La “pinza” de izquierdas contra el PP, en todo caso, hace más plausible esta posibilidad que la investidura de un Mariano Rajoy que, pese a ser el candidato más votado, puede convertirse en el primer presidente de la democracia que no consigue un segundo mandato al frente del Ejecutivo.

En cuanto a Podemos –que con las primeras encuestas a pie de urnas emergió incluso como segunda fuerza, un espejismo que se desvaneció con los primeros escrutinios–, Pablo Iglesias hizo un guiño en campaña al PSOE para que apoyara su investidura. Tras el veredicto de las urnas, sin embargo, nadie duda de que si realmente pretende desalojar a Rajoy tendrá que prestar sus escaños a los socialistas en la investidura.

Convertida en tercera fuerza política, parece improbable ahora que la formación heredera del 15-M anteponga la investidura de Pablo Iglesias a la posibilidad de desbancar a los populares.

El Congreso tendrá un lapso de dos meses para lograr un acuerdo.

“El PP requiere una reflexión profunda”

El presidente de honor del Partido Popular (PP), José María Aznar, acudió a la reunión del Comités Ejecutivo Nacional, presidida por Mariano Rajoy. Se trata de la primera vez que el político asiste a la reunión de su partido desde 2011.

Durante su intervención el presidente emérito aseguró que el PP y España atarviesan un momento difícil, y que es necesario que se reflexione al respecto.

“Es evidente que vivimos un momento difícil en España y en el Partido Popular. Por eso he venido a decir dos cosas (…). En primer lugar con el proceso de investidura de un nuevo presidente de gobierno quiero decir que los esfuerzos que Mariano Rajoy, como candidato de la lista más votada va a realizar en ese sentido y que espero sinceramente que pueda dar el mejor fruto. En segundo lugar, en cuanto al futuro de nuestro partido, nadie puede dudar ya de que la evolución del PP, hasta llegar a estas elecciones, requiere una reflexión profunda”, sentenció.

El político pidió que la sesiones del Congreso sean abiertas para que los militantes puedan definir el futuro del partido y pidió mantenersre en unidad por la estabilidad del gobierno.

El bipartidismo, tocado pero no hundido

Pilar Ferrer / mundo@3.80.3.65

Entre el 70 y el 80 por ciento de los votos sumados por el bipartidismo PP-PSOE desde las generales de 1982. Con ligeras variaciones, se ha mantenido así hasta ahora, cuando la irrupción de nuevas fuerzas ha hecho que del 73,3 por ciento de los comicios de 2011 pasen ahora a apenas un 50 por ciento, una cifra que se acerca más a la obtenida por ambos en las municipales de mayo (52,08 pro ciento) o las europeas de 2014 (49 por ciento).

No es un fin como tal de este sistema, pero sí un cambio de tendencia que se viene viendo, sobre todo, en el último año y medio.

Como una premonición, el acertado análisis de estas elecciones lo escribió Benito Pérez Galdós en uno de sus «Episodios Nacionales», el dedicado a Cánovas del Castillo. Vaticinaba el fin del bipartidismo, lo que llamaba «el turnismo al más puro estilo Cánovas y Sagasta», como un modelo agotado.

Las palabras de Galdós eran muy críticas con el sistema bipartidista decimonónico y cien años después resultan proféticas. El descontento, el tamaño de los distritos y la fragmentación de la izquierda con la deriva de los partidos nacionalistas hacia la independencia, son factores a valorar en el ocaso de este sistema.

El bagaje electoral español deja algo claro: un bloque de centro-derecha, aglutinado mayoritariamente por el PP con escarceos de formaciones esbirras como Ciudadanos (C’s). Y otro de izquierdas, cuya entrega absoluta de Pedro Sánchez a las formaciones y mareas de Podemos, les ha dado el poder a cambio de nada.

Entre los primeros, Mariano Rajoy salvó a España de un rescate, inició la recuperación y sentó las bases de un buen tejido económico. En los segundos, difícil es perdonar a Sánchez su «cordón sanitario» contra el PP, su trampolín en territorios a los podemitas en detrimento del PSOE, que se quedó en puertas y dejó el poder a unos nuevos insurgentes. Lo dijo Felipe González, si la experiencia es un grado, lo contrario es arriesgado.

El secreto del derrumbe bipartidista tradicional obedece a causas políticas, emocionales y técnicas, y no puede explicarse sin un recorrido detallado desde la Transición.

La historia es conocida y el bipartidismo arranca con fuerza en octubre de 1982, con la victoria absoluta de González. El triunfo del PSOE, la debacle de UCD y la fundación de Alianza Popular conforman un nuevo espacio que sería el germen de la alternancia. Aquel socialismo se consolidó como una auténtica maquinaria de gobierno, integró a España en la UE, la OTAN y renunció a sus postulados marxistas en pro de una moderna socialdemocracia.

Veinticinco años después, las cosas han cambiado. Las ideologías, no tanto. Rajoy aguantó una crisis sin precedentes. Pagó las consecuencias de unas medidas de ajuste muy duras como se vio en las europeas y las regionales del 24-M. Pero este desgaste no supo capitalizarlo el PSOE de Sánchez, que vio cómo esos desilusionados arreciaban con fuerza hacia una fuerza emergente de extrema izquierda, Podemos.

En la otra franja, un altivo Albert Rivera aprovechó como nadie el delirio separatista, la ruptura de Convergencia y Unión (CIU) y la locura secesionista de Artur Mas. El actual escenario y la irrupción de los partidos emergentes no puede entenderse sin ambas claves: la brutal crisis que aviva el descontento de la izquierda en favor de Podemos. Y la defensa de la unidad de España que fortalece a C’s en Cataluña.

Ni uno ni otro han logrado sus grandes retos.