Recorren cristianos la Vía Dolorosa en Jerusalén

Recorren cristianos la Vía Dolorosa en Jerusalén
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Foto: AP.

Jerusalén.- Peregrinos y turistas de los principales credos monoteístas abarrotaron hoy la Ciudad Vieja de Jerusalén, en una coincidencia de fiestas y tradiciones que resaltó el carácter pluricultural y religioso de una ciudad santa generalmente recordada por la discordia.

La ciudad fue hoy un hervidero de personas de múltiples orígenes que ni el frío ni la lluvia pudieron contener, y que llenaron las estrechas callejuelas con motivo del Viernes Santo cristiano, la Pascua judía, y el viernes islámico.

Feligreses con distintos atuendos y símbolos religiosos deambularon en una y otra dirección, cada uno hacia sus lugares sagrados; los cristianos hacia el Santo Sepulcro, los judíos hacía el Muro de los Lamentos, y los musulmanes hacia la Mezquita de Al Aksa.

Una pluralidad que estuvo vigilada por cientos de agentes de la policía israelí, con un despliegue casi en cada esquina para dirigir a cada uno por el recorrido que le corresponde, y fuera de las murallas de la Ciudad Vieja para impedir cualquier acceso no permitido.

La jornada estuvo marcada sobre todo por las procesiones del Vía Crucis, el camino, “más o menos exacto” según religiosos cristianos, que Jesús hizo desde que fue juzgado por el gobernador romano Poncio Pilatos hasta el lugar de la crucifixión, en el interior de la Iglesia del Santo Sepulcro.

“Con el tiempo se levantaron viviendas aquí y allá que desviaron la Vía Dolorosa de su trayecto original, pero es más o menos exacto”, explicaba un guía a sus turistas antes de comenzar la procesión.

Dividido el recorrido en 14 estaciones, los distintos ritos y grupos caminaron en medio de rezos y oraciones por cada una de ellas siguiendo a sus respectivos patriarcas; en el caso de la Iglesia Católica, Fouad Twal.

Comenzó en el predio de una escuela palestina junto a la Puerta de San Esteban, levantada sobre el lugar en que estuvo el palacio del gobernador romano.

El recorrido prosiguió hacia donde Jesús estuvo encarcelado, donde cayó por primera vez, donde vio a su madre, o donde Santa Verónica le ofreció un pañuelo para secarse el sudor quedando plasmado en él el rostro de Cristo.

En algunos tramos centrales los peregrinos de las tres religiones se entremezclaban en un crisol de espiritualidad que hoy transcurrió en calma, pero que tantas otras veces a lo largo del año ha sido foco de tensiones religiosas y políticas.

También se entremezclaron los rezos cristianos con el llamado a las oraciones del mediodía que los muecines hacían desde las mezquitas.

“Es parte del folclor de la ciudad, una prueba de que Jerusalén puede ser una ciudad de concordia para las tres religiones”, dijo el peregrino José Miguel Torres.

Más allá de las primeras estaciones, que pasan por el mercado árabe de la Ciudad Vieja, la procesión cruzó rápidamente a través de un pequeña y oscura iglesia etíope que da salida a la Plaza del Santo Sepulcro, donde están las últimas cinco estaciones de la Vía Dolorosa.

Allí esperaban curiosos, turistas y aquellos peregrinos que por razones de salud no pueden hacer el recorrido desde el principio.

Según la tradición que sentó Santa Elena, madre del emperador romano Constantino y quien en el siglo IV buscó los lugares santos, la Iglesia del Santo Sepulcro reúne a la vez el lugar de la crucifixión en el Monte Gólgota, el lugar donde el cuerpo de Jesús reposó para ser limpiado (Piedra de la Unción), y la tumba en sí.

Una creencia que los historiadores y arqueólogos ponen en duda porque no ven coherente la exagerada proximidad entre la cruz y la tumba, dado que la tradición judía estipulaba que el cementerio debía estar fuera de las murallas.

Para la tradición protestante, el Monte Gólgota estaba realmente fuera de las murallas de la Ciudad Vieja y sólo más adelante, con el devenir de los siglos, fue incorporado intramuros.

“Como todo lo que tiene que ver con la religión, es una cuestión de fe”, dijo Torres, quien afirmó que él no se hace “preguntas innecesarias que no conducen a ninguna parte”.

Después de la procesión fueron miles los que ingresaron y salieron del sepulcro, donde la largas filas convencieron a muchos de dejar la visita para más tarde o incluso para el día siguiente.

Los actos por la tarde incluyen ceremonias religiosas dentro del recinto para conmemorar el momento en que Jesús muere, a eso de las tres de la tarde, el momento en el que es bajado de la cruz y el funeral.

Todo ello fue llevado a cabo rápidamente porque al anochecer entraba la Pascua judía y las leyes de esta religión prohibía antes, y también ahora, tocar a los muertos en una jornada de fiesta religiosa.

La de mañana es para la Iglesia Católica jornada de vigilia, mientras que los ortodoxos conmemoran el Santo Fuego, una multitudinaria ceremonia en la que se van pasando de mano en mano el fuego sagrado.

Las autoridades israelíes montaron este año varias pantallas gigantes para que los que no accedan puedan presenciarla cómodamente desde afuera y evitar aglomeraciones que sean peligrosas para ellos y para el lugar más sagrado del cristianismo.

ams