BRÚJULA ECONÓMICA

PEPc: un esfuerzo adicional de planeación integral

Arturo Vieyra<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>&nbsp;<br>
Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.  Foto: larazondemexico

El Programa Especial para la Productividad y la Competitividad (PEPC) 2025–2030 se perfila como un instrumento adicional de la política económica nacional orientada a fortalecer la competitividad estructural de México. En congruencia con el Plan Nacional de Desarrollo 2025–2030 y con el Plan México, el PEPC busca eliminar las barreras que frenan el crecimiento sostenido de la productividad, entre ellas la baja innovación, la escasa integración de contenido nacional, la deficiente capacitación laboral y las limitaciones en infraestructura y financiamiento productivo.

El programa parte de un diagnóstico claro: una economía con alta dependencia del valor agregado extranjero —que en 2020 representó 49% en la manufactura de exportación— y con una especialización centrada en procesos de ensamblaje. Frente a este escenario, el PEPC propone una política industrial integral orientada a impulsar la innovación, fortalecer la soberanía tecnológica y consolidar el mercado interno como eje del desarrollo económico.

Para alcanzar sus metas, el programa plantea tres objetivos estratégicos:

1. Impulsar la innovación y la soberanía tecnológica, energética y alimentaria, reduciendo la dependencia externa mediante el desarrollo de capacidades tecnológicas propias, la relocalización de industrias de alto valor agregado y la inversión en infraestructura estratégica.

2. Fortalecer el bienestar y la capacitación de la fuerza laboral, promoviendo la formación técnica y la especialización profesional.

3. Consolidar políticas que fortalezcan la capacidad productiva y el mercado interno, incrementando el contenido nacional en la producción, desarrollando proveedores locales y mejorando la eficiencia logística y financiera del aparato productivo.

El éxito de la estrategia se sustenta en tres ejes de implementación. El primero se enfoca en la innovación y el desarrollo tecnológico, mediante una mayor vinculación entre academia, empresas y sector público, así como la promoción de industrias estratégicas como los semiconductores, los vehículos eléctricos, los satélites y las energías limpias. También contempla el fortalecimiento de la infraestructura energética e hídrica para mejorar la competitividad regional.

El segundo eje apuesta por una mayor inversión en capital humano especializado, fomentando la educación técnica y la formación profesional adaptada a las nuevas demandas productivas.

El tercer eje —quizá el más relevante— busca profundizar la integración productiva y el fortalecimiento del mercado interno. Para ello, prevé el impulso de cadenas de proveeduría nacional y regional, el acceso preferente a financiamiento y asistencia técnica para las MiPymes y la modernización de la infraestructura logística y de transporte con el fin de reducir costos y tiempos de entrega. Además, promueve un proceso gradual de sustitución de importaciones, orientado a incrementar el contenido nacional en la producción destinada a la exportación.

El PEPC reconoce al sector privado como un socio estratégico del Estado en el desarrollo productivo del país. Sin embargo, aún no queda del todo clara la ruta para complementar la inversión pública y privada mediante proyectos específicos que se coordinen dentro del marco del Plan México.

En síntesis, el PEPC 2025–2030 plantea una transición estructural del modelo económico mexicano: pasar de una economía ensambladora y dependiente del valor agregado extranjero a una economía innovadora, soberana y con alto contenido tecnológico nacional. Su enfoque integral combina política industrial, innovación, formación laboral, infraestructura y financiamiento, con el objetivo de elevar la productividad total de los factores, fortalecer el mercado interno y consolidar la posición de México como un actor relevante en las cadenas globales de valor.

De concretarse, el PEPC sentaría las bases para un crecimiento sostenible, inclusivo y competitivo, articulando esfuerzos públicos y privados bajo una misma visión de desarrollo nacional. La clave estará en que la planeación se traduzca, efectivamente, en resultados tangibles.

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