Caída en la inversión: preocupación imperante

Caída en la inversión: preocupación imperante
Por:
  • arturov-columnista

Se encienden las luces rojas en el termómetro del crecimiento económico, y peor aún, la perspectiva de mediano y largo plazos se deteriora. Si bien prevalece la expectativa de un crecimiento ligeramente más acelerado en el segundo semestre, esta parece desvanecerse poco a poco a la luz de las cifras recientes de la actividad productiva.

Lo más importante, la caída en la inversión es un lastre que no solo afecta al crecimiento económico en la actual coyuntura, sino que también, afecta la productividad y competitividad de nuestra economía y, por tanto, el bienestar futuro de la población.

El comportamiento recesivo de la inversión productiva ya es muy preocupante. En julio, continuó la caída tanto en el gasto de maquinaria y equipo como en el de construcción, con una dramática disminución de 9.1% anual. La falta de inversión no es un fenómeno reciente. El estancamiento de la inversión productiva data desde mediados del año 2015, que incluso, se acentuó el deterioro cuando comenzó a descender dramáticamente desde el segundo trimestre del año pasado. Tal ha sido el daño económico que los niveles actuales de inversión son similares a los ejercidos en el 2014.

Es dramático decirlo, pero en casi medio lustro no hemos tenido un avance sustancial en la inversión productiva. Algo se está haciendo mal, y para saberlo no es necesaria mucha ciencia. Muy pocos están dispuestos a invertir en donde prevalece la incertidumbre en torno al T-MEC y la amenazas sobre la imposición de aranceles por parte del presidente Trump, en tanto prevalezcan los altos niveles de violencia, mientras la corrupción siga mordiendo los escalones de la acción pública.

Es cierto y más que evidente la voluntad del “casi nuevo” gobierno por abatir buena parte de estos males, pero los resultados todavía son a todas luces insuficientes. Encuentros del gobierno con el sector empresarial van y vienen, pero no van a pasar del discurso en tanto las condiciones para la inversión productiva no sean las adecuadas.

A la falta de inversión productiva hay que sumar la falta de una visión integral para la capacitación de la mano de obra mexicana que garantice menores costos y mayor productividad. Cualquier estrategia de crecimiento económico de mediano y largo plazos incorpora, además de mayor inversión en bienes de capital y construcción, una mayor preparación de la mano de obra. Sin ser un experto en la materia, considero que las medidas tomadas hasta ahora en torno a la mayor y mejor preparación de la población en México –principalmente en sus niveles básicos- no garantizan una educación pública de calidad que logre enfrentar los enormes retos que impone la competencia internacional.

Sin inversión en capital físico y en capital humano, no hay tecnología y conocimiento para asimilarla y, por tanto, mayor productividad. Estos años de estancamiento en la inversión están dañando nuestra capacidad productiva de una manera radical. Los niveles de deterioro de la mano de obra, la falta de empleos bien remunerados y la enorme informalidad, son algunos ejemplos de las consecuencias de este importante letargo en la inversión productiva que hay que revertir cuanto antes.