Arturo Damm Arnal

Menos 1.6%

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El IGAE es el Indicador Global de la Actividad Económica, que mide el comportamiento de la producción de satisfactores en el sector primario (agricultura, ganadería, silvicultura, pesca, casa, aprovechamiento forestal, etc.), el secundario (la industria: manufactura, construcción, minería, agua y gas) y el terciario (los servicios, desde el comercio hasta la banca), producción que es la variable con la que se mide el crecimiento de la economía. Ya tenemos los datos del IGAE para agosto y no son buenos.

En términos anuales, comparando cada mes con el mismo mes del año anterior, en agosto el IGAE creció 3.8 por ciento, lo cual comprueba un crecimiento cada vez menor: en mayo creció, consecuencia del efecto rebote (en mayo de 2020 decreció 21.5 por ciento) 25.1 por ciento, en junio 13.3, en julio 7.6, en agosto 3.8, acercándose al crecimiento normal del IGAE que es 2.00 por ciento. Se agotó el efecto rebote.

Las actividades primarias crecieron 0.8 por ciento, las secundarias 5.2, las terciaras 3.4.

En términos mensuales, comparando cada mes con el mes anterior, en agosto el IGAE decreció 1.6 por ciento. Para darnos una idea de lo que esto significa tengamos en cuenta que ésta es la mayor caída del IGAE desde mayo de 2020, mayo que, junto con abril, fueron los meses del cierre parcial de la economía, mayo del 2020 en el cual el IGAE decreció 2.0 por ciento.

Las actividades primarias decrecieron 2.4 por ciento, las secundarias crecieron 0.4, y las terciaras decrecieron 2.5.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que el decrecimiento del 1.6 por ciento corresponde a agosto, antes de que se diera a conocer la propuesta de contrarreforma eléctrica de AMLO, que tuvo lugar en octubre, y que significó un golpe más a la confianza de los empresarios, de la cual dependen las inversiones directas, de las cuales depende la producción de bienes y servicios, y por lo tanto la creación de empleos y la generación de ingresos, de los que a su vez depende el bienestar de las familias.

Los datos del IGAE para agosto muestran, entre otras cosas, que, en términos anuales, ya se agotó el efecto rebote y que, en términos mensuales, vuelve a aparecer la amenaza de la recesión, el decrecimiento de la actividad económica. El agotamiento del efecto rebote, que precisamente por ser rebote es algo temporal, es inevitable. La reaparición de la amenaza de la recesión, del decrecimiento de la actividad económica, no lo es y debió evitarse. ¿Cómo? Recuperando la confianza de los empresarios para invertir directamente en México, para lo cual el gobierno debe dar un giro de 180 grados, desandar el mal camino andado, algo que no va a suceder, tal y como lo muestra la propuesta de contrarreforma eléctrica, que implica seguir por el mismo camino.