Arturo Damm Arnal

Desconfianza empresarial

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La producción de bienes y servicios, la creación de empleos, la generación de ingresos, y el bienestar de las personas, dependen de las inversiones directas, que dependen de la confianza de los empresarios para llevarlas a cabo, que depende de qué tan seguro resulte invertir directamente en el país, que depende, de manera principal, de que los derechos a la libertad individual para producir, ofrecer y vender bienes y servicios, y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder hacerlo, estén plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados. No hay manera de minimizar la importancia de la confianza empresarial para el progreso económico.

Mes tras mes el INEGI publica el Indicador de Confianza Empresarial, ICE, que calcula a partir de las respuestas que los empresarios de la manufactura, la construcción y el comercio dan a estas cinco preguntas: ¿cómo considera el momento actual para realizar inversiones directas en el país?; comparada con la de hace un año, ¿cómo considera la situación económica presente del país?; comparada con la presente, ¿cómo considera que será la situación económica del país dentro de un año?; comparada con la de hace un año, ¿cómo considera la situación económica presente de su empresa?; comparada con la presente, ¿cómo considera que será la situación económica de su empresa dentro de un año?

El ICE es un índice que va de cero a cien. Cero es igual a total desconfianza, cien a confianza total. Entre cero y cincuenta hay desconfianza: mayor más cerca de cero, menor más cerca de cincuenta. Entre cincuenta y cien hay confianza: menor más cerca de cincuenta, mayor más cerca de cien.

En diciembre, con relación al ICE concerniente a la pregunta de si el actual es un buen momento para realizar inversiones directas, hubo una mala y una buena noticia. La mala, siguió habiendo desconfianza, 34.3 unidades. La buena, la misma se redujo y en diciembre resultó la menor de todo 2021: pasó de 22.5 unidades en enero a 34.3 en diciembre.

En 2018, antes del inicio de la 4T, el ICE relacionado con la pregunta de si el actual es buen momento para invertir directamente fue 37.0. En 2019, ya con el Efecto 4t en marcha, fue 34.8, mayor desconfianza. En 2020, con la combinación del Efecto 4T y el Efecto Covid, fue 20.3, mayor desconfianza. En 2021, con la remisión del Efecto Covid, pero con la persistencia del Efecto 4T, fue 29.3, menor desconfianza, pero desconfianza todavía.

La desconfianza empresarial se traduce en menos inversiones directas de las que tendrían lugar si México fuera un país más seguro, y por lo tanto más confiable, para invertir directamente, inseguridad y desconfianza que ya estaban presentes antes de la 4T (véase el dato de 2018), y que ésta, imprudentemente, agravó.