Arturo Vieyra

Asimetría en la recuperación de la demanda

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra
Arturo Vieyra
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Después de las históricas caídas en la demanda y la producción nacionales, indicadores de junio y julio apuntan con mayor claridad el inicio de un proceso de recuperación que ya hemos ilustrado en este espacio. Desafortunadamente, por el lado de la demanda, esta recuperación no ha sido homogénea, el proceso de reactivación viene comandado principalmente por las exportaciones, en tanto, que la demanda interna -consumo e inversión- aunque han reaccionado positivamente, su desempeño es a todas luces todavía insuficiente.

Particularmente en el caso del consumo de las familias, son varios los indicadores que evidencian de manera clara que el fondo de la caída se tocó principalmente en mayo. Tal es el caso de los reportes de ventas al menudeo elaborados por el Inegi y por la ANTAD —especialmente en supermercados—, así como los referidos a las ventas de automóviles, e incluso, los pedidos por vías digitales han mostrado un importante despegue durante la pandemia.

Para ilustrar un poco esta asimetría entre la recuperación de la demanda externa y la interna, permítaseme reseñar algunas cifras. Por ejemplo, el nivel de exportaciones manufactureras después de caer más de 56% en mayo respecto al mismo mes del año anterior, para julio sólo están 8% por debajo de su nivel un año antes. Por el contrario, las ventas reportadas en junio por el Inegi estaban 16.6% por debajo de su nivel de hace un año; en julio las ventas de la ANTAD excluyendo autoservicios 22% debajo de un año antes y las de automóviles 31%.

Este importante rezago en la recuperación del consumo se debe principalmente a la profunda caída en el empleo y al hecho de que continúa el confinamiento de muchas personas. Aunque también hay otras limitantes como la caída del crédito y el reciente repunte de la inflación.

A pesar de que ha habido importantes impulsores para evitar el menor deterioro, son insuficientes para lograr un repunte más acelerado del consumo. No obstante, considero que es viable la perspectiva de una continua recuperación en lo que resta del año. Apoyan esta hipótesis varios hechos. En primer lugar, la pérdida de empleo ha tocado fondo, ya para agosto se registra una ganancia mensual en los puestos de trabajo.

En segundo lugar, a pesar del repunte inflacionario, el salario real, medido con el indicador promedio del IMSS, continúa creciendo. Un factor de vital importancia son las remesas familiares, pues a pesar de que sólo representan el 4.5% del consumo, el incremento de 10% en los primeros siete meses del año, es un bálsamo para el consumo y en especial para 10 millones de familias que se benefician directamente. Asimismo, el pago adelantado de las ayudas del gobierno a través de sus programas sociales funge como otro impulsor del consumo en estos meses.

Desafortunadamente, los riesgos sobre la dinámica del consumo son muy altos. En especial porque un rebrote de los contagios —actualmente con tendencia a la baja— definitivamente sería un duro golpe a la actividad económica y al empleo. Nos espera un difícil término de año. Los riesgos no han disminuido. Si puede, quédese en su casa.