Arturo Vieyra

Mercado laboral con bajas expectativas

BRÚJULA ECONÓMICA

Arturo Vieyra*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Vieyra
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Cuando hablamos de recuperación económica, del ascenso de la producción nacional, del PIB, referimos una situación en la que en última instancia queremos ver reflejado un mayor bienestar para la población. Más allá de que existen diversos mecanismos para fortalecer el bienestar de la población —como, por ejemplo, el fortalecimiento de la ayuda social a través de los programas gubernamentales—, el apoyo más valioso y sustentable está definitivamente en el empleo formal.

El crecimiento económico debe traducirse en mayores y mejores empleos. Sin menoscabo del impulso al bienestar que brinda la ayuda social, casi la totalidad de la población prefiere con mayor firmeza la estabilidad de sus ingresos vía un empleo formal bien remunerado frente a cualquier otra forma de beneficio social.

Por fortuna, después de la crisis de 2020, los resultados en el ámbito de la generación de empleo formal han venido mostrando una importante recuperación. Si consideramos como proxi del empleo formal el número de trabajadores afiliados al IMSS tenemos que, según el reporte de noviembre del instituto de salud, hay 21.72 millones de trabajadores registrados, 785.5 mil trabajadores más que hace un año, e incluso, 914 mil más que en noviembre del 2019. Es decir, se han superado los niveles prepandemia.

La recuperación del empleo formal ha sido relativamente rápida, pero no suficiente, pues el impacto de la crisis económica derivada de la pandemia implicó un rezago de más de un millón de empleos respecto de la tendencia de largo plazo que venía mostrando hasta 2019.

Además, la reactivación ha sido asimétrica entre sectores y en línea con la naturaleza de la recuperación económica. Ha habido un gran impulso a la generación de puestos de trabajo en segmentos como las manufacturas, el comercio y transportes y comunicaciones. En tanto que sectores como el de la construcción todavía muestran un rezago significativo.

En paralelo al avance del empleo y a pesar del incremento sustantivo de la inflación, el salario promedio de cotización al IMSS continúa creciendo en términos reales —quitando la inflación— dando mayor poder adquisitivo a los trabajadores formales. En noviembre ascendió a 483.61 pesos diarios, 3% mayor en términos reales que hace un año.

Si bien los resultados en el mercado laboral formal son alentadores, de ninguna manera significan una victoria sobre los profundos estragos causados por la crisis. A la fecha, los niveles de subempleo, informalidad y de las denominadas condiciones críticas del trabajo para toda la población ocupada siguen siendo altos y por encima de los niveles precrisis.

El crecimiento de la fuerza laboral continúa, ello ha acentuado el rezago y la pérdida de calidad en el empleo. La fuerza laboral formal sólo representa el 45% del total. Es necesario seguir agilizando la inversión productiva para generar más empleo formal y mejor remunerado.

Las condiciones hacia adelante serán más complicadas debido a la desaceleración de la economía mexicana que se anticipa. Se espera que el avance del PIB sea de sólo 1% durante el 2023, por lo que la generación de empleos, conforme a cálculos propios, sólo alcanzará un máximo al final del 2023 de medio millón de empleos. Casi la mitad de lo generado en este año.