Cabal y Lozoya

Emilio Lozoya llegó a México en las primeras horas de la madrugada del pasado viernes, supuestamente para ser trasladado al Reclusorio Norte. Como siempre sucede cuando un extraditado llega al país, un médico de la FGR lo revisó y a petición de su familia también su médico personal. Se determinó que el Sr. Lozoya tenía un cuadro de anemia y problemas sensibles en el esófago, y así no pisó el reclusorio y fue trasladado directamente al Hospital Ángeles del Pedregal.

Mientras tanto se montaba un operativo para burlar a los medios de comunicación, que llevaban horas esperando el arribo del exdirector de Pemex, acusado por haber recibido sobornos por 10 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht, entre otros delitos.

Un operativo impresionante con un hombre supuestamente detenido en la parte de atrás de una de las camionetas saludaba mientras veía su celular, cuando ningún detenido puede revisar su celular.

No hay fotos de Emilio Lozoya regresando a nuestro país, tampoco pisó la cárcel. Y aunque las autoridades de México aseguran que Lozoya tiene problemas de salud y tuvo que ingresar a un hospital privado, en España se deslindan y aseguran que, al extraditarlo, no tenía complicaciones de salud.

Lozoya pactó su entrega y regresó a México. Su padre Emilio Lozoya Thalmann, secretario de Energía y director del ISSSTE durante el gobierno de Carlos Salinas, operó de manera personal en México las negociaciones para que su hijo aceptara la extradición.

En esos acuerdos estuvieron que no hubiera fotos de Lozoya detenido, ni ingresando al penal. Son imágenes que quedan. ¿Quién no recuerda haber visto por ejemplo las fotos de Carlos Ahumada regresando de Cuba, durante la revisión médica y su ingreso al reclusorio? Lozoya Austin no quería que sus fotos se divulgaran.

Desde la segunda quincena de diciembre los representantes de Lozoya Austin, principalmente su padre y personas cercanas al abogado Javier Coello Trejo, entablaron el diálogo y fueron ofreciendo información al Ministerio Público a condición de que se otorgaran beneficios al exdirector de Pemex, en ese entonces prófugo de la justicia mexicana y buscado por Interpol.

Y desde entonces el exdirector de Pemex hizo llegar información a la FGR que serviría para iniciar carpetas de investigación por corrupción contra políticos y exfuncionarios, paradójicamente casi todos hoy personajes que están en la oposición, personajes allegados a los dos gobiernos anteriores. Se asegura que son horas de videos para involucrar a muchas personas.

Y así se llegó a un acuerdo que abre la posibilidad de disminuir la pena que podría alcanzar el exfuncionario y que el Ministerio Público federal se desista de la acción penal de las imputaciones contra su hermana y su esposa.

Por lo pronto, permanecerá en el hospital y tendrá más de una semana para poder preparar su declaración, en audiencias que no serán públicas, dicen que, para evitar contagios y que la información se divulgará por WhatsApp. No se harán públicos ni videos ni imágenes.

Lozoya podría hacer denuncias, inculpar a quien pueda y en poco tiempo, si es que es detenido, quedar en libertad, conservando sus millones, claro, pagando su defensa legal.

Y además podría regresar como empresario reivindicado en unos años.

¿Será que la historia de Carlos Cabal Peniche se podría repetir?

Pasaron años desde que Cabal Peniche fue extraditado a México y puesto en libertad. Hoy forma parte de los inversionistas que acaban de aportar 150 millones de dólares para rescatar la aerolínea de Interjet.

La historia de Carlos Cabal Peniche viene desde el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. En esos años fue el principal accionista de los bancos Cremi y Unión que quebraron por presuntas operaciones fraudulentas.

El grupo bancario Cremi-Unión fue intervenido por el gobierno mexicano y tuvo que ser rescatado por el Fobaproa.

Pero además financió campañas presidenciales del PRI.

Era 1991 mientras el expresidente Carlos Salinas estaba en el poder, en ese año declaró a Cabal Peniche como empresario modelo.

Al poco tiempo el Fobaproa tuvo que rescatar dos de sus bancos, Cremi y Unión, con más de 50 mil millones de pesos.

Fue acusado de utilizar dinero de sus bancos para otros de sus negocios.

Al llegar Ernesto Zedillo al poder, Cabal Peniche huyó del país, era 1995 y el banquero contaba con 10 órdenes de aprehensión en su contra por fraude bancario, fiscal y financiero.

Anduvo a salto de mata, prófugo durante 4 años. Estuvo en España y Estados Unidos y finalmente fue detenido y encarcelado en Australia; tres años después fue extraditado a México.

En 1999, Cabal Peniche dijo que en su momento había aportado 20 millones de dólares al PRI para la campaña presidencial de 1994.

Quizá por eso, al llegar a nuestro país en 2001, tres juicios de amparo y tres fianzas evitaron que cumpliera una condena en México.

Tuvieron que pasar 16 años de litigio y Carlos Cabal Peniche fue absuelto de la última de 17 acusaciones penales.

Es así como pasó en pocos años de agricultor bananero en Tabasco a ser uno de los principales banqueros y luego beneficiarios del Fobaproa.

Cabal Peniche habló, señaló y denunció a adversarios… litigó bien su proceso y quedó la libertad con el dinero del rescate bancario, que se le otorgó para que los usuarios del banco no perdieran sus ahorros.

Años después ha regresado a la escena pública, imaginando que ni la memoria ni las hemerotecas existen. Y lo hace con millones de pesos en recursos que hoy le permiten nuevamente ser un empresario exitoso.

Lozoya al igual que Cabal es acusado de haber financiado campañas políticas del PRI.

¿Será que la historia se puede repetir?

¿Quedará en libertad igual que Cabal? ¿Regresará con su dinero en unos años como empresario reivindicado?

La vida política es una rueda de la fortuna.