Mi corazón se amerita

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró
Carlos Olivares Baró
Por:

Padezco de hipertensión arterial sistémica, acudo a consulta mensualmente con el cardiólogo Rodrigo Gopar Nieto. Encuentro de unos 45 minutos con un especialista comprometido con su profesión. Salgo de la clínica satisfecho: mi médico, más que suscribir recetas dialoga conmigo de manera afectuosa. Me toma la presión, revisa mis pulsaciones y me aplica un electrocardiograma. Me tocó ir a verlo a principio de enero y me hizo un ecocardiograma: me mostró mi corazón, lo vi flotando en la siniestra del pecho ceñido en la bruma del ultrasonido.

“Esto me permite analizar la anatomía y la función de su corazón. Sirve para saber si está grande, si no está grande, qué fuerza tiene para expulsar la sangre a todo el cuerpo y si tiene alguna enfermedad en sus válvulas. Veo bien su corazón, no hay nada anormal ni preocupante”, me dijo sonriente el doctor. “Déjeme verlo otra vez”, le pedí. Y volví a distinguirlo en latido perenne, en pulsación alegre, flotando, nadando en braceo y en respiro incesante adentro del pecho. “El son del corazón”, musité. “Es el título de un poemario de Ramón López Velarde. Una de sus estrofas dice: ¿Oyes el diapasón del corazón? / Oye en su nota múltiple el estrépito / de los que fueron y de lo que son”, dije. “Tiene usted que regalarme ese libro”, me exigió. “Sí, en la próxima cita se lo traigo”, prometí.

Salí del dispensario orondo, orgulloso de mi corazón: animal acuático en las sinuosidades interiores del océano de mi pecho septuagenario. Llegué a la casa y puse a Silvio Rodríguez: Unicornio que contiene “Son desangrado” donde el trovador habanero frasea: “Que son de sangrado... son... corazón // Habló de un corazón que se defiende /de su vieja y usada maquinaria / Tan pequeñín, tan pobre, tan quién sabe /que en su torrente casi todo cabe /sea real o sea imaginado. / Que son de sangrado son... corazón”.

Pero, me fui inmediatamente a la geografía velardiana: tomé del librero Zozobra (Ediciones México Moderno, MCMXIX), me sumergí en las estrofas de “Mi corazón, leal, se amerita en la sombra. / Yo lo sacara al día, como lengua de fuego / que se saca de un íntimo purgatorio a la luz; / y al oírlo batir su cárcel, yo me anego / y me hundo en la ternura remordida de un padre / que siente, entre sus brazos, latir un hijo ciego. // Mi corazón, leal, se amerita en la sombra / Placer, amor, dolor..., todo le es ultraje / y estimula su cruel carrera logarítmica, / sus ávidas mareas y su eterno oleaje. // Mi corazón, leal, se amerita en la sombra / Es la mitra y la válvula... Yo me lo arrancaría / para llevarlo en triunfo a conocer el día, / la estola de violetas en los hombros del Alba, / el cíngulo morado de los atardeceres, / los astros, y el perímetro jovial de las mujeres. // Mi corazón, leal, se amerita en la sombra. / Desde una cumbre enhiesta yo lo he de lanzar / como sangriento disco a la hoguera solar. / Asistiré con una sonrisa depravada/ a las ineptitudes de la inepta cultura, / y habrá en mi corazón la llama que le preste / el incendio sinfónico de la esfera celeste”. Martí: “Vierte, corazón, tu pena”. Pero, el mío se merece el elogio: lo vi a nado dándome Vida: en su torrente casi todo cabe / sea real o sea imaginado. 

Zozobra, Autor: Ramón López Velarde
Zozobra, Autor: Ramón López VelardeEspecial

Zozobra

  • Autor: Ramón López Velarde
  • Género: Poesía
  • Editorial: México Moderno, MCMXIX