Carlos Olivares Baró

Las profecías de Reinaldo Arenas

LAS CLAVES

Carlos Olivares Baró*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. 
Carlos Olivares Baró
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
 
Por:

Reinaldo Arenas (Holguín, Cuba, 1943-Nueva York, Estados Unidos, 1990) legó un catálogo de textos narrativos (cuentos, novelas) que hoy cobran presencia en la aciaga situación política y social de Cuba en estos años inciertos de un poscastrismo infructífero. Releo con fruición El mundo alucinante, La Vieja Rosa, Termina el desfile, Viaje a La Habana, Antes que anochezca, Otra vez el mar, El asalto y sobre todo El color del verano o Nuevo Jardín de las delicias. Fábulas proféticas, donde el autor de Mona vislumbra los horrores que acechan hoy a la Isla Mayor del Caribe.

Vuelvo a la carta de despedida, que escribió días antes de suicidarse en Nueva York en 1990: “Queridos amigos: debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida. [...]. Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza de que pronto Cuba será libre. [...]. / Pongo fin a mi vida voluntariamente porque no puedo seguir trabajando, ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión. Solo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en mi país. / Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla le exhorto a que siga luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota, sino de lucha y esperanza. Cuba será libre. Yo ya lo soy”. Reinaldo Arenas.

Si El asalto (2003) es una asolada fábula sobre el destino de Cuba, en los momentos que el Estado represor se impone por encima de los sueños y proyectos de los ciudadanos, ya en La vieja Rosa (1966-1981) se prefiguran abrumadores signos represivos. En El mundo alucinante (1992), Arenas, perseguido por la dictadura cubana, se identifica con Servando Teresa de Mier, el fraile mexicano hostigado por la Inquisición: “Tú y yo somos la misma persona”.

Otra vez el mar (1982): incursión en el desgarramiento provocado por la Revolución castrista en la historia personal de los cubanos. Termina el desfile (cuentos, 1981): retrato perturbador de la realidad cubana, más allá de un frío testimonio. Viaje a La Habana (1991): —novela en tres viajes—, simbólicas postales de una Habana extraña y terrible donde regresa un exiliado que encuentra su doble en una alucinada aventura homosexual. Antes que anochezca (1992): testimonio personal y político de un escritor que por su condición de disidente y homosexual fue víctima de todo el riguroso e inflexible poder del castrismo.

El color del verano (1999): la novela más cercana a lo que sucede en la Cuba de estos años. La Isla se ha convertido en una gigantesca cárcel. Descripción de la lucha intestina por el poder y de los subterfugios de la gente para sobrevivir en medio de la desventura y la represión. Relato carnavalesco donde los deseos se desbordan; las intrigas, los rencores y los miedos se desencadenan en una reyerta inusitada. La gente decide arrancar la isla de su sitio y salir a la deriva en busca de otros mares. Isla al garete: alegoría certera de la Cuba actual. 

El color del verano
El color del verano
El color del verano
  • Autor: Reinaldo Arenas
  • Género: Novela
  • Editorial: Tusquets