Carlos Urdiales

Dialéctica vs. pobreza

SOBRE LA MARCHA

Carlos Urdiales
Carlos Urdiales
Por:

En estos días una dialéctica clasista endosa a las clases medias del mundo y de los tiempos, culpas graves por dictaduras atroces impulsadas, sin sabiduría popular que, va quedando claro, se puede atrofiar con dinero, movilidad social e información. 

Cuanto menos haya de eso, más sabio considera al pueblo. Cuando asumíamos que fifís eran muchos, un nuevo rasero rebaja ese lastre poblacional a muy poquitos, sólo aquellos que cuenten diez mil millones de pesos en sus arcas.

De ese micro universo, quitemos a los que tienen dimensión social, a los no perversos, a los institucionales. Pocos fifís quedan en el inventario de los adversarios.

Mientras se azuza esa discusión, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó que los indicadores de rezago educativo, en vivienda y acceso a la salud a nivel nacional se han incrementado.

El Coneval mide y compara cada cinco años —desde el 2000— indicadores de rezago fundamentalmente en tres aspectos, acceso a servicios de salud (derechohabiencia), condiciones de vivienda; piso firme, sanitario, agua potable entubada e integración a la educación pública; matrícula, permanencia y suficiencias académicas mínimas como leer, escribir, sumar y multiplicar.

Estos indicadores de precariedad en salud, vivienda y educación no determinan grados de pobreza; reflejan avances o retrocesos en la calidad de vida estructural de la población al margen de asistencias sociales de cualquier nivel de gobierno.

En vez de adjetivar las características de la clase media, echemos ojo a cómo les va a los muchos millones de compatriotas ajenos a esas reflexiones.

Entre 2015 y 2020, con datos del Inegi, el Coneval registró una mejora de 1.3 por ciento a nivel nacional en acceso a la educación. Población con rezago educativo (mayores de 15 años analfabetas, menores de 6 a 14 años no inscritos en la escuela o mayores de 15 años con educación básica incompleta), bajó en el último lustro de 18.6 a 17.3 por ciento de la población.

Por estados, los más rezagados son Chiapas (31.4 por ciento), Oaxaca (26.3 por ciento) y Michoacán (25.8 por ciento). ¿Dónde es más fuerte el movimiento disidente magisterial? Sí, ahí. Bastiones donde la lucha laboral de maestros es prioridad, alumnos sentenciados a miseria endémica. Durante la pandemia, la educación a distancia en estas tres entidades no pudo ser más que ilusión.

Sin clases y con rezagos elementales en aumento, estigmatizar valores, ideologías y la comunión entre determinadas franjas poblacionales por nivel de ingresos medios, es ocioso. Ventilar ideas y prejuicios colectivos sólo distrae de lo sustantivo.

En 2020 el porcentaje de viviendas sin piso firme fue de 14 por ciento en Guerrero, de 13.3 por ciento en Oaxaca y de 11.1 por ciento en Chiapas. A nivel nacional alcanzó el 3.5 por ciento. En Oaxaca, Chiapas y Guerrero, el 10 por ciento de las viviendas no tienen suministro de agua potable entubada.

Aquí los indicadores de rezago social del Coneval. Sobre sus estadísticas se puede debatir pública y solidariamente para hacer más y polemizar menos. https://www.coneval.org.mx/Medicion/Documents/IRS_2020/Nota_principales_resultados_IRS_2020.pdf

ANPRAC. El Consejo Directivo de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas A.C., designó a Andrés Massieu Fernández como director General. Massieu Fernández sustituye a Jorge Terrazas Ornelas, quien lideró esa asociación durante siete años.

La Industria Mexicana de Bebidas continuará consolidándose como actor clave y estratégico del sector privado, para que, a través del diálogo abierto, la construcción de acuerdos y la suma de esfuerzos, se impulsen mayores inversiones, la generación de empleos y el desarrollo sostenible, mediante acciones y proyectos innovadores en beneficio de las y los mexicanos.

Esta industria que contribuye a generar más de 1.6 millones de empleos (directos e indirectos), cuya cadena de valor es superior a los 810 mil millones de pesos y genera impuestos indirectos que equivalen al 2.8% de los ingresos tributarios del Gobierno federal, es y seguirá siendo un importante motor económico en las diferentes regiones de la República Mexicana.