Daniel Alonso

Caso cerrado

ARQUETIPO FUTBOL 

Daniel Alonso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Daniel Alonso
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Es una época en la que la palabra -futuro- es una constante en los pensamientos y reflexiones de la gente, el futbol no puede escaparse de estos cuestionamientos y el próximo 21 de diciembre, el deporte más popular del planeta podría dar un giro importante para bien, o para mal, en la definición de un nuevo rumbo al actual modelo que se conoce en Europa, porque se conocerá la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea que marcará el devenir de la Superliga.

El primer amago de creación fue por abril del 2021, en medio de un colapso emocional a nivel mundial por la pandemia, los clubes más importantes de Europa, entre ellos el Real Madrid, Barcelona, Liverpool, los dos Manchester, la Juventus, el Inter, y otros más declararon la creación de una nueva liga de futbol europeo que buscaba crear un futbol más equitativo y que desafiaba al sistema actual de la UEFA. Inmediatamente, el máximo organismo del futbol europeo amenazó a los equipos, obligándolos a desligarse (aunque no contractualmente) de la Superliga, con excepción de los clubes españoles, que hoy son la bandera de dicha rebelión.

El proyecto de la Superliga buscaba en esencia, ser un torneo en donde estarán contemplados unos 60-80 clubes de toda Europa en diversas divisiones, que permitan una distribución sostenible de ingresos a lo largo de la pirámide del futbol. Busca también, la estabilidad financiera de los equipos participantes que se incrementaría con un mínimo de 14 partidos europeos por temporada. Todos los clubes seguirán participando en sus ligas nacionales, manteniendo así el calendario tradicional, con lo cual también, se busca que las ligas nacionales se vean beneficiadas en lo económico y lo deportivo.

Todo esto es porque los clubes más importantes del mundo ven una clara amenaza en busca de que el futbol se mantenga como el gran negocio que es. La brecha entre los equipos ricos y los pobres es cada vez más grande, y peor aún, ésta sigue creciendo año con año. Un ejemplo tangible de esto, se puede observar en los últimos campeones de la Champions League, en comparativa con la década de los años ochenta y noventa. Del 2011 a la fecha sólo tres ligas europeas han conquistado el título: España, Inglaterra y Alemania. Los clubes ganadores fueron Real Madrid, Barcelona, Bayern Múnich y los poderosos de la Premier.

En la década de los años 90, hubo campeones como el Estrella Roja, Real Madrid, Milán (dos veces), Barcelona, Manchester United, Bayern Múnich, Ajax, Marsella, Borussia Dortmund y Juventus, es decir, 9 distintos equipos de siete diferentes ligas en 10 años. Y el mismo fenómeno se repite en las competencias domésticas en donde los milagros ya suceden cada cierto tiempo. Y este fenómeno se extiende a todo el mundo; la final de nuestra querida MX, involucra a dos de los grupos que dominan ampliamente el futbol mexicano: Televisa, Grupo Pachuca, Grupo Orlegi y los clubes de Monterrey.

No cabe duda que la historia de nuestro planeta es una constante evolución, pero cada cierto tiempo la extinción es inevitable; la Superliga tal vez no representa una solución total, pero puede ser el parteaguas de una transformación de las estructuras más rígidas que hoy la FIFA y la UEFA quieren mantener intactas y que hace muy gris al futbol.