No fue la Luna, fue la construcción del desastre

JUSTA MEDIANÍA

DAVID E. LEÓN ROMERO
DAVID E. LEÓN ROMERO
Por:
  • David E. León Romero

Claro que la Luna afecta la marea, pero no es la culpable de un desastre. En 2007, en las dolorosas inundaciones que sufrió el estado de Tabasco, algunos funcionarios culparon a la Luna por el desastre. Por supuesto que la Luna pudo haber tenido alguna influencia; sin embargo, la construcción del desastre tuvo muchos más elementos entre sus causas. Hagamos un breve recuento de lo sucedido.

Las inundaciones de octubre del 2007 en Tabasco cubrieron más de 60 por ciento del territorio de la entidad. Más de 70 por ciento de la población sufrió algún tipo de afectación. El monto total de daños rebasó los 30 mil millones de pesos. Éste es uno de los eventos más lamentables de la historia de emergencias y desastres de nuestro país.

Aquel 2007 dejó mucha lluvia en el sur de nuestro país. Específicamente en el mes de octubre, fueron dos frentes fríos y la tormenta tropical Noel, los que provocaron precipitación pluvial por arriba de los promedios habituales. Pero así como no fue sólo la Luna, tampoco fue sólo la lluvia. La saturación del terreno incrementa los escurrimientos. Un elemento más fue la deforestación de la selva tropical para la utilización del espacio en otras tareas, como la ganadería, la agricultura, las actividades industriales y los asentamientos humanos. La deforestación además facilita la erosión de los suelos y el arrastre de material azolva los ríos provocando que sus volúmenes se reduzcan facilitando su desbordamiento.

La historia y presente de Tabasco no puede pensarse sin dos de los ríos más importantes de nuestro país: el Grijalva y el Usumacinta. En el cauce del primero, 4 extraordinarias obras de infraestructura: las presas Angostura, Chicoasén, Malpaso y Peñitas. Los niveles de esta última se incrementaron de manera muy importante, obligando al desfogue de un gran caudal, que fue, sin duda, determinante para elevar el nivel de los ríos y formar parte de los elementos que construyeron el desastre.

Aunado a esto, el crecimiento de la mancha urbana y los asentamientos en zonas de riesgo fueron un elemento más de construcción del desastre. En aquellos años, se encontraban en proceso obras hidráulicas para mitigar el riesgo, mismas que por diversas razones, algunas atribuibles a la ineficiencia de la burocracia, no fueron concluidas puntualmente.

Lo que inundó Tabasco en el 2007 no fue la Luna, fue la combinación de acciones y decisiones que construyeron un desastre de grandes dimensiones. Este breve análisis fortalece la idea de que los desastres no son naturales, se construyen diariamente con acciones que incrementan el riesgo. Los fenómenos son naturales y su interacción con otros elementos son los que provocan las emergencias y los desastres.

A casi 13 años de las inundaciones de Tabasco, vale la pena reflexionar qué tanto hemos logrado avanzar en la prevención de estos incidentes. Cuántos de los elementos que construyeron el desastre en aquellos años, continúan latentes. Existe mucho trabajo por hacer. Evitar la repetición del desastre es tarea de todos y en ello debemos empeñarnos. No fue ni será la Luna.