Guillermo Hurtado

Electoralismo y democracia

TEATRO DE SOMBRAS

Guillermo Hurtado*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Guillermo Hurtado
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Los resultados de los partidos de oposición en las elecciones estatales pasadas han reavivado la discusión de si en 2024 el PRI, el PAN y el PRD deben ir o no ir juntos en la elección presidencial. Ya sabemos que MC ha ratificado su negativa de integrarse a esa alianza.  

Las pocas voces que han puesto en duda la conveniencia de la alianza han sido acalladas por el grueso de los opositores. Sin ella, afirman, no hay manera de que uno sólo de los partidos opositores gane la elección de 2024. Como si tuvieran una bola de cristal, proyectan los resultados del día de hoy a lo que pueda suceder dentro de dos años.  

Por lo mismo, quienes se atreven a dudar sobre la conveniencia de la alianza son vistos como quintacolumnistas, traidores disfrazados con piel de oveja. Hay poco espacio para la autocrítica constructiva dentro del grupo de los opositores. Eso no puede ser bueno.

La oposición mexicana requiere urgentemente ideas nuevas. No puede seguir repitiendo, como si se tratara de un mantra, los mismos eslóganes que ha defendido durante tres décadas. El proyecto político y económico que se gestó a finales del siglo XX para que pudiera haber una alternancia partidista pacífica y un desarrollo económico dentro del marco del neoliberalismo global ya cumplió con su misión histórica

De acuerdo con las encuestas, los niveles de aprobación del Presidente López Obrador siguen siendo altos. No obstante, no se puede soslayar la cantidad de opositores que tiene el Presidente y que, probablemente, votarán en contra de Morena en 2024. Hablamos de millones de ciudadanos. Sin embargo, aunque en México hay numerosos opositores, no hay, en sentido estricto, una oposición, porque no existe, a la fecha, un proyecto político que merezca ese título. Lo que hay —cuando mucho— es una estrategia electoral para 2024. Pero no confundamos una estrategia electoral con un proyecto de nación. Supongamos que la alianza electoral ganara la elección de 2024. ¿Qué pasaría el día después? ¿Cómo se pondrían de acuerdo los tres partidos para repartirse el poder? ¿Cómo enfrentarían los graves problemas que padece el país?

La oposición mexicana está enferma de electoralismo. Pero el electoralismo no es lo mismo que la democracia. Lo que importa, en verdad, no es ganar elecciones. Lo que de veras importa es ganar el destino de la nación. Por lo mismo, la discusión relevante no es la de si el PRI, el PAN y el PRD deben ir o no juntos a la elección presidencial de 2024, sino la de cuál puede ser el proyecto de nación que ese bloque opositor o cada uno de los partidos por separado ofrezca al pueblo de México.

Funcionarios de casilla cuentan las boletas, el pasado 5 de junio.
Funcionarios de casilla cuentan las boletas, el pasado 5 de junio.Foto: Cuartoscuro

Algunos opositores podrían responder, muy a la manera maoísta, que el objetivo principal es la derrota de Morena y que todos los demás objetivos deben subordinarse al anterior. Quienes piensan de esa manera están enfermos de lo que he llamado electoralismo. Pero no todos los que quieren que Morena pierda la elección presidencial de 2024 piensan de la misma manera. Ya lo dijo Dante Delgado: si la alianza electoral no es más que un artilugio de la partidocracia para repartirse el botín, es mejor que cada quien vaya por su lado.

Si la alianza del PRI, el PAN y el PRD es más que una simple estrategia electoral tiene que ponerse de acuerdo acerca de cuál es su ideología, cuáles son sus planes de gobierno, cuáles son las reformas que pretende llevar a cabo.  

Algunos opositores podrían responder, muy a la manera maoísta, que el objetivo principal es la derrota de Morena y que todos los demás objetivos deben subordinarse al anterior. Quienes piensan de esa manera están enfermos de lo que he llamado electoralismo. Pero no todos los que quieren que Morena pierda la elección presidencial de 2024 piensan de la misma manera

Una solución que no se dice, pero que se adivina, es que los tres partidos querrían volver al statu quo de la llamada Alianza por México, que se firmó el 2 de diciembre de 2012 entre esos tres institutos políticos. Dicho de otra manera, el futuro de México sería, otra vez, su pasado. Business as usual. Lo que inquieta de esta solución tan simplista es que fue el rotundo fracaso de esa Alianza lo que nos llevó a donde estamos ahora.

La oposición mexicana requiere urgentemente ideas nuevas. No puede seguir repitiendo, como si se tratara de un mantra, los mismos eslóganes que ha defendido durante tres décadas. El proyecto político y económico que se gestó a finales del siglo XX para que pudiera haber una alternancia partidista pacífica y un desarrollo económico dentro del marco del neoliberalismo global ya cumplió con su misión histórica. La oposición está obligada a ofrecer un proyecto alternativo de nación que responda a las nuevas realidades. O, dicho de otra manera, la oposición tiene que ofrecernos un discurso de futuro y no sólo un sobado discurso de pasado.