Agenda pública y de campaña en Estados Unidos

ENTRE COLEGAS

HORACIO VIVES SEGL
HORACIO VIVES SEGL
Por:
  • Horacio Vives Segl

La última semana Estados Unidos experimentó una intensa y diversificada agenda pública, la primera en mucho tiempo que no estuvo ya exclusivamente determinada por el Covid.

No cabe duda de que las recientes encuestas, que ponen a Joe Biden con una ventaja en la intención de voto de más de diez puntos porcentuales, deben tener muy nervioso al errático Donald Trump. Aquí un recuento y análisis.

Carrera aeroespacial. Dentro de las muy buenas noticias, en la semana se hizo historia con el lanzamiento del cohete Falcon 9. Tras casi diez años de no enviar al espacio a astronautas desde territorio norteamericano, Douglas Hurley y Robert Behnken cumplieron exitosamente su trayecto hacia la Estación Espacial Internacional. Este lanzamiento es histórico porque la misión se realizó en copatrocinio entre el Estado norteamericano (a través de la NASA) y las empresas privadas SpaceX y Boeing. El mensaje es claro: si bien la carrera aeroespacial ha sido un esfuerzo al que le han apostado las naciones más ricas del planeta, hoy la magnitud de la inversión es tal, que requiere de participación público-privada.

George Floyd. Nuevamente, el inaceptable discurso de odio y la discriminación racial detonan un conflicto social y político que está hoy fuera de control en Estados Unidos. Esa tóxica e indignante combinación de brutalidad policiaca y “supremacía blanca” vuelven a provocar graves daños. A casi dos años de los terribles acontecimientos de Charlottesville, la violencia contra la población afroamericana irrumpe con absurda fuerza otra vez en el debate público. Las gratuitas y dolorosas imágenes del ahora expolicía blanco asfixiando con la rodilla a George Floyd han suscitado una ola de protestas que tienen como centro de queja la discriminación racial. La resonancia de los hechos ocurridos en Minneapolis rápidamente encontró eco en más de 50 ciudades en Estados Unidos y su onda expansiva ya se deja sentir en distintos puntos del planeta, a los gritos de #CantBreathe y #BlackLivesMatter. La amenaza de mano dura que ha proclamado Trump para controlar los saqueos y disturbios, más su esperpéntico, vergonzoso y vomitivo numerito del lunes, posando con una Biblia frente a una iglesia tras mandar desalojar con lujo de violencia a los manifestantes pacíficos que estaban en el camino, no han hecho más que atizar la indignación.

La OMS. Trump pasó del berrinche a cumplir su promesa y anunció que Estados Unidos se retira de la OMS. Si bien aún no se especifica cómo se formalizará la separación, el mensaje político es muy claro: identificar al organismo rector en materia de salud como un títere de China, tratando de elaborar una narrativa conspiratoria para justificar los casi dos millones de contagios y más de cien mil muertes en su país, y así intentar eludir su responsabilidad política.

Twitter. ¿Quién lo iba a decir? El Presidente que gobierna principalmente a tuitazos y que ha publicado en esa red miles de afirmaciones no verificables o falsas, se indignó cuando sus administradores etiquetaron un puñado de sus publicaciones como “potencialmente engañosas”. El berrinche no se hizo esperar: otro anuncio con la amenaza de emitir una orden ejecutiva para imponer controles a redes sociales.