Al espacio y la última frontera

EL ESPEJO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Con el despegue de la primera nave del Programa Artemisa, realizado este 29 de agosto desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA, comienza el camino para llegar de nuevo a la Luna, pero ya no para un paseo casual, sino para establecer una base de operaciones al finalizar esta década y comenzar los planes reales para la exploración de Marte.

Puede parecer que estas líneas deberían habitar una novela de ciencia ficción, pero hoy se marca el inicio de una nueva etapa histórica, pues es el comienzo del primer esfuerzo real para que los humanos exploremos otros planetas.

Al inicio del libro 2001, Una odisea espacial —historia que fue creada junto con su famosa versión fílmica por Stanley Kubrick—, el autor Arthur C. Clarke escribió: “Recuerden, por favor, que ésta es sólo una obra de ficción. La verdad, como siempre, será mucho más extraordinaria”. Cuando el libro se publicó en 1968, un año antes de que el primer hombre llegara a la Luna, la imaginación desbocada nos veía como especie en el espacio al iniciar el siguiente milenio. El cálculo falló por un par de décadas, pero, en efecto, en 2022 será el inicio de la primera etapa de exploración interplanetaria de nuestra especie. Lo que hace casi 50 años parecía fuera de toda proporción, hoy está a punto de comenzar a convertirse en realidad.

Para comprender la importancia de este evento, es necesario destacar qué hará esta misión: el objetivo de este lanzamiento, Artemisa 1, es mandar a la Luna la cápsula Orión, que es la primera nave espacial diseñada para llevar tripulación humana en múltiples viajes espaciales de gran duración. Durante 25 días, Orión llegará a la Luna, la orbitará por 6 días mientras lanza 10 satélites que se quedarán estudiando su orografía, el hielo de sus polos y más, para emprender el regreso a la Tierra. En esta ocasión no lleva tripulación humana, pero sí una serie de robots, instrumentos y algunos muñecos diseñados para medir radiación y probar la siguiente generación de trajes espaciales. Al regresar con éxito el Artemisa 1, se dará luz verde al Artemisa 2, que en 2024 mandará a la cápsula Orión al mismo viaje, pero ahora con una tripulación de 4 personas. Pasada esta prueba, en 2025 Artemisa 3 repetirá el viaje, pero en esa ocasión 2 astronautas, entre las que habrá al menos una mujer, pondrán sus pies en el polo sur de la Luna. Hay que repetirlo: en menos de 3 años volverá a haber personas en la Luna.

A partir de aquí, todo sueña tan alucinante como fantástico. En 2027 se lanzará una estación espacial que orbitará la Luna de manera permanente con el objetivo de convertirse en un punto de conexión no sólo entre la Tierra y la Luna, sino también con Marte. También desde 2025 iniciará el envío de equipo y provisiones al cráter Shackleton, que será donde se ha decidido construir la primera base lunar habitada permanentemente. Naturalmente esta carrera espacial no es ajena a la geopolítica, y precisamente por ello Estados Unidos no se puede permitir perder, pues también China está trabajando para mandar una tripulación a visitar la Luna en 2027. La última frontera aún no está marcada.