Mónica Argamasilla

Influencia de la vida diaria en la literatura

LAS LECTURAS

Mónica Argamasilla*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Argamasilla
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Estamos rodeados de belleza. Ésta se encuentra en la naturaleza, en sus colores, en la furia del mar o en la calma de un atardecer. Mirar a nuestro alrededor debe maravillarnos, sentir la grandeza del viento, del sol, de los cambios de temperatura debe bastar para que podamos sentir que somos parte de algo más grande, algo que el hombre jamás podrá igualar. Los escritores suelen inspirarse en este maravilloso escenario que nos rodea. Captan la belleza y la transmiten al papel, directo a la imaginación del lector. Crear espacios es traducir lo que se ve, lo que se percibe y hacer que viaje a la mente del lector.

¿Pero en qué se inspiran los escritores a la hora de escoger sus ideas, trazar a sus personajes y crear tramas que nos provocan todo tipo de sentimientos?

Los escritores se inspiran en la vida misma, en lo que sienten, en lo que ven y en lo que les hubiera gustado vivir. La creatividad es el don que tienen los artistas para poder retratar el mundo y que los lectores podamos identificarlo y gozar a través de su obra.

Se dice que no hay historia sin sufrimiento. La trama se alimenta de dolor. No necesariamente el dolor tiene que ser producto de la experiencia de quien lo escribe; a veces es la pena que identificó en otro, o quizá es el reflejo de distintos sentimientos, propios o ajenos, pero nadie escribe sobre lo que no conoce.

La literatura suele ser una herramienta donde el lector puede conocerse a sí mismo cuando se ve reflejado en cierto personaje o situación. La ficción también es una herramienta de autoayuda. Las experiencias reales o imaginarias con las que el autor dotó a sus personajes pueden ser grandes maestros para aquel que tiene la fortuna de mirarse en el papel.

Siempre me ha impresionado la capacidad que tienen los escritores para poner en palabras aquello que sentimos. Identificar una frase en el texto que pensamos ha sido creada exclusivamente para nosotros, es una de las maravillas que nos regala la lectura.

El escritor sólo debe mirar y empaparse de lo que sucede afuera. Observa y transmite. Investiga aquello que le llama la atención. Y entonces, es capaz de crear un universo paralelo que nos invita a sumergirnos y completar el ciclo.

Una pregunta que se le hace comúnmente a los autores es de dónde sacan la inspiración para escribir. Algunos refieren que no existe escritor que no sea lector. La lectura es la primera maestra, es el motor que pone a girar el engranaje de la imaginación. Pero la mayoría contestaría que es la vida misma que se pone enfrente y les entrega en bandeja de plata lo que deben transcribir al papel.

Los escritores se esconden detrás de las palabras. Mezclan vivencias propias con las ajenas. Ideas que van imitando ciertas conductas que viven o qué observan. Incluso la literatura fantástica tiene una inspiración en el mundo real, sólo que ésta se da permiso de soñar con lo imposible y mezclarlo. La literatura es el regalo de lo posible y de lo imposible.

A veces el lector se identifica con algún personaje o situación, como si lo estuviera viviendo él mismo. En otras ocasiones se va encontrando en pequeños restos de varios personajes, o incluso se inspira con alguno de ellos. Empatizar, odiar o hacer nuestro a un personaje es una de las mayores satisfacciones de la literatura. Mirarse a través de los ojos del otro. Vivir lo que soñamos hacer o simplemente creer que somos parte de ese universo que el autor ha creado para nosotros.

No hay emoción sin identificación. Lograr que el lector tenga un sentimiento profundo es la meta que todo autor quiere alcanzar, y para eso, sólo debe mirar y empaparse de la vida misma, transcribirla y finalmente entregarla para que el otro busque lograr una experiencia única que lo lleve a la satisfacción.