Montserrat Salomón

China ante la guerra global

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Mucho se ha especulado sobre si el actual conflicto en Ucrania es, de hecho, la Tercera Guerra Mundial. Hay razones para pensar en este sentido. Aunque el conflicto implica únicamente a dos naciones en un campo de batalla reducido en territorio, esta guerra dista mucho de ser un altercado local. Al menos 30 países están involucrados en el conflicto de forma indirecta al apoyar abiertamente a uno de los bandos y suministrarle armamento.

Del mismo modo, las sanciones económicas que Occidente ha lanzado contra Rusia han tenido implicaciones globales al crear una crisis alimentaria y energética sin precedente. También hay que considerar la crisis humanitaria que ha desplazado a millones de personas y que han sido acogidas en varios países. Sin duda estamos ante un conflicto global.

Esta alianza internacional, en el caso de Ucrania, ha nivelado las fuerzas y ha permitido que la guerra se alargue. Sin el apoyo de Occidente, probablemente Ucrania hubiera sucumbido hace mucho tiempo. Sin embargo, el escenario actual apunta a una guerra de desgaste más que a una invasión súbita. Ante esto, la presencia de China, una potencia poderosa que, aunque se sabe de su afinidad con Rusia, no se ha decantado en el conflicto, podría ser clave para el futuro de la guerra.

China tiene el potencial para detonar el final de la guerra o hacerla aún más expansiva. Su simpatía con Rusia y su apoyo a la narrativa de Putin no es visto con buenos ojos por Estados Unidos. Sin embargo, hasta el momento China se ha inclinado por ser mediadora en el conflicto y abogar por la firma de la paz, probablemente culminando con la división del territorio ucraniano y levantando las sanciones a Rusia. Claramente un escenario favorable a Putin.

China ha hecho un esfuerzo grande para equilibrar su postura durante el año que lleva el conflicto. No es de su interés cortar relaciones con Occidente, puesto que las cadenas de producción y el flujo económico con los países aliados con Ucrania están íntimamente ligados a su propio destino como potencia global. Sin embargo, las tensiones con Estados Unidos han ido al alza al ser claro que la competición por el dominio del panorama geopolítico enfrenta a estas dos naciones. China no quiere involucrarse en la guerra, pero tampoco quiere que la gane Estados Unidos. China necesita una solución en la que Rusia no sea absolutamente derrotada.

China es el gigante de nuestro siglo. Por ahora se ha mantenido un tanto al margen, pero eventualmente tendrá que mostrar sus cartas y, probablemente, marcará el rumbo de la guerra a partir de entonces. Esta guerra no es una guerra mundial, pero sí es un conflicto global que marcará la nueva cara del tablero internacional. China está llamada a entrar en escena.