Latinoamérica, futuro incierto

POLITICAL TRIAGE

MONTSERRAT SALOMÓN
MONTSERRAT SALOMÓN
Por:
  • Montserrat Salomón

El Covid-19 sigue firmemente emplazado en nuestro continente, mientras las protestas proliferan y el Banco Mundial proyecta que América Latina sufrirá una contracción del PIB de 7.2 por ciento en 2020. El escenario no es prometedor. Sin embargo, esta crisis nos ha de llevar a reflexionar sobre cómo fue que llegamos aquí y cómo podemos emerger fortalecidos.

Mientras varias ciudades están en plena explosión de contagios, algunas inician la reapertura acentuando el encono entre los que debaten si ha de privilegiarse las vidas humanas o el salvar la economía. Morir de Covid-19 o morir de hambre, es el dilema insalvable que afrontan miles de personas en nuestro continente. Es un problema real, los países en desarrollo no pueden simplemente parar y encerrarse en casa. Por otro lado, no parar dispara los contagios y los sistemas de salud, mal fondeados, empiezan a verse rebasados entre controversias sobre corruptelas y baja calidad en los insumos entregados para el sector salud. Y a todo esto, se suman las protestas: contra los gobiernos por su inacción, contra los gobiernos por sus malas acciones, contra la discriminación, contra la pobreza, contra el racismo, contra todo. La división endémica de la región ha hecho mella en un momento coyuntural que define nuestro presente.

¿Por qué somos una región tan golpeada por esta contingencia? ¿Qué nos llevó a ser víctimas de la tormenta perfecta? En mi opinión, la desigualdad. El cáncer que nos carcome es tener una estructura institucional ahogada en desigualdad. Se ha dicho que el Covid-19, por ejemplo, es enfermedad de ricos, pero son los pobres los que mueren. Se ha dicho que las protestas se dan por casos de discriminación y de abusos de autoridad aislados, no es cierto, se trata de un sistema que nace torcido y que busca proteger la propiedad del rico mientras controla los cuerpos de los pobres. El resultado de todo esto son instituciones débiles, corruptas e indolentes.

Si esta tragedia no nos hace despertar y nos ponemos a trabajar en la remodelación de nuestras estructuras sociales y políticas, de poco habrán valido las muertes y el sufrimiento del pueblo. Tenemos que pensar seriamente en nuestras formas de producción y distribución de la riqueza y en el papel que debe tener el Estado en países en desarrollo. Tenemos que poner la prioridad en el desarrollo humano de la población sin descuidar la economía.

El Covid-19 retrasará a Latinoamérica en su lucha por la erradicación de la pobreza. Estaremos atrás, golpeados, pero no derrotados. Ojalá retomemos industrias básicas que descuidamos en estos años y que han resultado clave para la salud y la vida de nuestra gente y dejemos de contentarnos con ser el taller manufacturero de los países ricos.